Tal día como hoy de hace dos años, entraba por primera vez en las oficinas de La Rosaleda el administrador judicial. La jueza destituyó a los Al-Thani el 20 de febrero y nombró a José María Muñoz como gerente supervisado por los juzgados de la entidad costasoleña. Dos años en los que ha pasado prácticamente de todo. El Málaga se encuentra en una situación económica mejor a la de aquel momento, pero los fantasmas de un descenso siguen ahí. Así estaba la cosa el 21 de febrero de 2020 y así están ahora en febrero de 2022.
Se cumplen dos años también del despido de Richard Shaheen. El comandante en corte de Al-Thani cuyo reinado de decisiones absurdas llegó a su final ese mismo día. Icónico fue el momento en el que el norteamericano abandonó La Rosaleda en un taxi. José María Muñoz no le dejó utilizar el vehículo del club, al grito de «sinvergüenza» de aquellos que se daban cita en la puerta del parking del club de Martiricos. Dos años de administración judicial en los que su pugna con Al-Thani ha sido intensa, pero insuficiente.
Después de 730 días, la labor de José María Muñoz y sus informes no han servido para que la Jueza haya podido tomar declaraciones al jeque y sus hijos Rakan, Nayef y Nasser. Eso sí, Al-Thani ha quedado en ridículo en cada uno de sus intentos por demostrar que su salida del club fue injusta. Primero solicitó el regreso de Shaheen como fiscalizador del club. Algo que hubiese sido como poner al lobo a cuidar las gallinas del corral. Más tarde lo intentó con la venta de Antoñín, y una serie de comunicados a través de una agencia con múltiples faltas de ortografía y hasta con el nombre del club mal escrito.
La guerra también está abierta con BlueBay. La hotelera, como dueña del 49% de las acciones, reclama que la figura de José María Muñoz no es necesaria. Por otro lado, el administrador empezó a investigar el conocido ‘caso de las camisetas’. Del que no se ha vuelto a tener noticias pese a que José María Muñoz lo dejó en manos de la policía.
Dos años de club encallado, dos años de una evolución positiva en el plano económico, pero de pérdidas en las arcas y en el verde. El Málaga tiene menos socios y menos recursos. Las obras de La Academia se han reactivado, pero andan lejos de su finalización. En el plano deportivo, el Málaga tiene al filial una categoría por debajo de aquel entonces y al equipo solo un punto más lejos del descenso que en aquella época.