Donde Rubén Castro empezó todo

Rubén Castro no fue siempre el crack goleador que hoy es. El delantero canario, casi como cualquier ariete mortal del planeta Tierra, tuvo su crisis goleadora cuando todavía no había cumplido los 23 años. Fue entre 2004 y 2008. En aquellas campañas, el ahora delantero estrella del Málaga CF solo anotó 11 goles en cuatro cursos. Unas cifras que son de risa si las comparas con todo lo que se sucedió después de aquellos años. El delantero tuvo que ir a Huesca para renacer. Fue en El Alcoraz donde alcanzó los dos dígitos de nuevo. En el rival del Málaga de este fin de semana fue cuando empezó todo con Rubén Castro.

En la campaña 2004-2005, el punta salió de Las Palmas, su casa, para recalar en el Deportivo de la Coruña. Sin haber jugado un partido se marchó cedido al Albacete. Tres goles en 22 choques, pobres cifras. La siguiente campaña la disputó ya con los gallegos. De nuevo solo tres tantos en todo el curso, no arrancaba. Comenzó la 2006-07 en el Racing de Santander. Allí, Nikola Zigic y Pedro Munitis le cerraron la puerta para acabar jugando la segunda vuelta en el Nástic de Tarragona donde solo marcó cuatro goles. El último año de sequía lo volvió a vivir en el Dépor. Un gol, simplemente. 

Fue entonces cuando llegó el curso 2008-09. Traspasado al Huesca, Rubén Castro aterrizó en Segunda. El equipo oscense acababa de llegar a la categoría de plata. Los goles de Rubén Castro, pichichi del equipo, valieron la permanencia holgada en un club que no pisaba el fútbol profesional desde 1952. Desde entonces, el canario nunca bajó de las dos cifras goleadoras. En Huesca, Rubén Castro empezó todo. Quizás sea en agradecimiento, que el delantero malaguista nunca le volvió a meter gol al Huesca en El Alcoraz. Cuatro partidos, tres derrotas y un empate.