El Málaga rescata un punto que no sirve (1-1)

El Málaga volvió a coquetear con otra catástrofe ante su gente. Un tanto de Juande ayuda a salvar un poco los muebles, pero insuficiente ante la necesidad que ya impera en Martiricos. Los boquerones se quedan a seis de la salvación, que pudieron ser siete; quizás esa sea la única lectura positiva de la noche. No obstante, el lenguaje corporal es de un equipo destruido, alicaído y sin un solo brote verde como para pensar en un giro de guion, al menos a corto plazo.

Había espacios para correr en el arranque, con Cristian o un Hervías cada vez más a tono; y esa arrancada con potencia de Loren Zúñiga, punta de lanza junto a Rubén Castro en el once. Iba a ser Cristian el autor de la primera llegada reseñable: una bonita transición de lo blanquiazules, que acabó con un zurdazo errado del extremo. Un serio aviso a los de Abelardo, algo endebles atrás, nada que ver con bloques como Éibar o Albacete, dos rivales que no mostraron grietas en Martiricos. Sí quiso su protagonismo Ais Reig y una actuación de entrada difícil de asimilar; muy común en esta categoría.

Hasta cinco cartulinas mostró el colegiado valenciano en la primera mitad. A Juande por una falta light en el centro del campo, y Luis Muñoz por piscinazo… fuera del área. Poco común que se amonesten estas acciones, pero estaba juguetón el arbitró. Sirvió para calentar a la grada, pero se encargó Cristo de enfriar el ambiente con el enésimo durísimo golpe cuando no se merece recibir: el canterano del Real Madrid finalizaba una gran conducción de Juan Otero por el costado derecho. A remar. Y ya sabemos la capacidad del personal de recomponerse de un bofetón.

Un guion tan repetido que se da por hecho el desenlace. Tuvo Campuzano una bonita volea para poner el segundo; tampoco acertaba N’Diaye de cabeza tras un gran centro de Hervías. El Málaga volvió a adolecer de efectividad en las áreas. Por su parte, un Sporting firmando una gran primera mitad, salvo algún que otro desorden en los primeros minutos. Muy sólidos los del Molinón hasta el momento, mostrando el porqué la disparidad de posiciones en la tabla.

Se marchaba un Escassi que irreconocible con el de hace semanas, por un Febas cada vez más cuestionado en Martiricos. Movimiento que refleja los pocos recursos que dispone Pepe Mel, al menos de su confianza. Una de las apuestas del madrileño es Cristian, autor de la primera ocasión de los blanquiazules en la segunda mitad, de nuevo con un zurdazo cruzado en exceso. Contestaban los gijoneses con una ocasión a bocajarro de Campuzano, salvada de forma milagrosa por Yáñez.

Con algún que otro arrebato, como un remate de Juande a la salida de un córner, pero el Málaga se volvía a quedar en blanco; poca claridad de ideas para crear problemas en la portería de Mariño, y en definitiva un equipo sin argumentos cuando se encuentra con una muralla. Ni la entrada de Chavarría, o un cambio de dibujo improvisado. Nada surtía efecto. A poco más de un cuarto de hora para el final, los locales atosigaban la portería del Sporting, cada vez dando más pasos atrás los de Abelardo. Pero se notaba la ansiedad la ansiedad a estas alturas, ante una grada que volvió a cantar a capela el «Manolo, vete ya», o «directiva, dimisión». De nuevo dando un ejemplo el templo de Martiricos, tal y como es la situación tan dramática de la entidad.

Tras un carrusel de saques de esquina, Juande ahora sí encontraba premio después de una mala salida de Mariño. El cordobés empataba a cuatro del final, y la grada entraba en ebullición; esperanzados de conseguir los tres puntos, cuando se firmaba con sangre el conseguir uno minutos antes. Pudo pasar cualquier cosa al final: hasta Djuka tuvo un mano a mano con Rubén Yañez. Finalmente, tablas y quizás resultado justo. Insuficiente.