Un puntito de nervios, caos y locura (1-1)

Demasiada precipitación y ansiedad de un mal Málaga que arañó un empate después de que el Córdoba le diese demasiadas vidas y no rematara a los blanquiazules. Alfonso Herrero, con otra parada mayúscula, fue clave en la acción previa al gol de Haitam. El marroquí rompió a llorar con su tanto y el Málaga se vuelve a dejar puntos en casa.

El Málaga se presentó a la batalla contra el Córdoba con las piezas justas y con varios futbolistas que tenían vendaje en el verde. No son excusas, pero es lo que hay.  El nuevo césped tampoco mostraba sus mejores goles y condicionó para todos el duelo. La sala de máquinas, Genaro y Dani Lorenzo. Los costados, para David Larrubia y Kevin, arriba Dioni y Roberto. El once esperado y conocido por todos. 

El Córdoba fue un digno rival. El mejor equipo que se presentó en Martiricos hasta la fecha, pero que no supo matar el partido. Los de Iván Ania se blindaron bien en el centro del campo con Diarra e Isma Ruiz. Kuki fue el futbolista que empezó a dar avisos, pero el elemento que más agitó el ataque fue Carracedo. No fue un tramo inicial con muchas oportunidades, aunque el Córdoba supo maniatar y desesperar a un Málaga que no era capaz encontrar fisuras. El gol se mascaba en el ambiente y llegó antes del descanso. Carracedo no dejó salir un balón por banda, levantó la cabeza y Simo, sin oposición, remató de cabeza y puso el 0-1. Así se llegó al descanso. 

Las primeras eran blanquiverdes. Simo tuvo un lanzamiento que atajó Herrero después de una buena acción rápida. Toril perdonó tras un fallo inexplicable de Galilea. A renglón seguido y casi de manera inmediata una pérdida de Dani Lorenzo, generó una internada por banda derecha de Carracedo. El extremo llegó a línea de fondo, pero Simo no llegó por milímetros. 

En la segunda mitad, el inicio fue más o menos similar. Un Córdoba cómodo y un Málaga atípico. Nervioso e inseguro. Errático, fallón y con runrún en la grada. A raíz de ciertas aproximaciones y con un poco de peligro, el Málaga reaccionó. Hubo un click, pero no fue suficiente. Kevin se deshizo de varios defensores, levantó la cabeza y le puso un buen pase a David Larrubia. El de La Luz casi solo tenía que empujarla, pero su remate impactó en el defensa del Córdoba. La Rosaleda cantó gol. El rechace le cayó a Dani Lorenzo, pero su disparo se fue por arriba de la portería. Los blanquiazules apostaron por el todo o nada. Nadie al volante en el reno de la locura.

Carracedo perdonó el 0-2. Lanzamiento cruzado del extremo del Córdoba. Montó una buena contra los de Iván Ania después de una pérdida de Galilea. Vida extra. Siguió jugando con fuego el Málaga, era lo lógico, lo tenía que hacer porque tocaba arriesgar. Fruto de esa locura, anarquía y descontrol llegó el empate. Previa parada de locura de Alfonso Herrero. Fue con fe, se hizo gigante y el cancerbero repelió el remate de Casas. Valiente, cuando menos. La jugada continuó. El Málaga combinó y en ese ataque, Haitam puso el 1-1. Con lágrimas en los ojos. Después de tanto tiempo esperando ese momento. El marroquí no desaprovechó el pase de Roberto, Loren no estuvo fino y no la empaló, pero el extremo la mandó a la red. 

El partido ya era una locura. Sin sistemas, sin planes de partido, puntuar como máximo botín. Cuestión de fe, coraje y con la gasolina justo por parte de todos. El Málaga acabó cerrando con una línea de tres y sin un Galilea que vio la expulsión por una falta clara sobre Mendez. Un punto de la locura y que no muestra lo que este Málaga ha ofrecido a lo largo del curso. La regularidad y la solvencia. Dentro de ese sin orden y sin control, el Málaga araña un punto sobre la bocina, pero se deja por el camino el segundo empate consecutivo en casa. No es fácil tumbar a los de Pellicer.