El Málaga CF arrancó el curso perdiendo en Castellón. Como si la vida no hubiese cambiado. La Primera RFEF dio una dura bienvenida al cuadro de Pellicer. Un Málaga falto de hambre, que lo pasó mal la mayor parte de su debut en la categoría. Hay motivos para el pesimismo, parece que esto se ha convertido en el día de la marmota donde siempre son algunos pequeños detalles los que privan al Málaga de ganar. Hay que mejorar y hay que hacerlo el sábado en La Rosaleda ante el Atlético de Madrid B. El partido dejó algunas historias. Genaro pasó de ladrón a policía con su gol
De ser odiado a darse un abrazo en la distancia con los más de 200 desplazados desde la capital de la Costa del Sol. El sevillano fue de los mejores y no debe serlo por la calidad que le rodea entre sus compañeros. Su gol puede cambiar la película para su regreso al templo la próxima jornada. Habrá que ver si este tanto, pese a la derrota, entierra el hacha de guerra con la grada de animación.
El partido pareció la batalla de Stalingrado. Herrero con la cabeza ahuevada, Juanpe con la nariz rota y alguno más con heridas leves tras el paso por el Nuevo Castalia. Poca broma. Esto es el barro. Pellicer llegó tarde su planteamiento y solo pudimos ver un poquito del tarro de las esencias de Larrubia y Kevin. Da la sensación de que tienen que ser titulares la siguiente jornada. El malaguismo volvió de madrugada a casa confuso. Por un lado, cero ilusión tras la derrota. Por otro, el consuelo de que sin haber jugado nada bien, este equipo casi saca un punto y tuvo opciones de ganar en el campo de un favorito al ascenso. Genaro pasó de ladrón a policía con su gol, es lo más positivo de la visita a Castellón.
Si Genaro es de los mejores del Málaga, ya sabemos el nivel que hay…
No podemos perdonar tantas ocasiones porque al final se pagan los errores y nos cuestan puntos y partidos. Hay que aprovechar las oportunidades. Hace falta un delantero de área urgente.