Pablo Chavarría, en el minuto 118, a dos minutos del final de la segunda parte de la prórroga, logró el 1-0 con el que el Málaga eliminó al Oviedo de la Copa del Rey. Un rechace de Femenías a tiro del debutante Alexander González dio la victoria bajo una lluvia incesante y con dos equipos a los que les costó un mundo generar ocasiones. Aunque lo importante, el roscón de Reyes y el sorbito copero, se lo tomaron los malaguistas. Eso sí, con el amargo sabor de la lesión de Juan Soriano en la rodilla.
El primero que intentó hincarle el diente al pastel fue el Málaga, mucho más ambicioso que un rival que se pasó toda la primera mitad esperando el error de los de Pellicer. Ese llegó en la primera bola que tocó el debutante Alexander González. Pero sólo obtuvieron un córner de rédito. La respuesta la firmó Cristian, quien desde 30 metros a balón parado lanzó un misil ante un Femenías que respondió con agilidad gatuna a mano cambiada.
El dominio, sin ser abrumador, correspondía a los locales, que lo intentaron especialmente con Rahmani y Larrubia. El franco argelino, siempre peligroso con espacios abiertos, sacó un par de buenos centros que no encontraron rematador. El malagueño se hartó de conducir desde la banda hacia posiciones interiores para volver loco a la defensa astur con ese guante de zurda que posee.
Lesión de Juan Soriano
Sin embargo, la ocasión más peligrosa la protagonizaron los de Ziganda con un centro de Cedric rematado por Sangalli a poca distancia de Soriano. El cabezazo lamió el palo para alegría del portero del Málaga, que sería protagonista en lo negativo antes del descanso. Salió a por una pelota centrada y cuando ya la tenía en su poder recibió en su rodilla izquierda el brutal impacto de un Obeng que ni supo ni quiso parar en su obsesión por el remate. Ni siquiera pudo salir por su propio pie el meta malaguista.
Con el susto aún en el cuerpo, la segunda mitad vio a un Oviedo más creativo, que no ofensivo. Sin exponer demasiado, se le veía otra intención, con más ganas de tocar y combinar. Cuestión de tiempo que aparecieran los espacios y las oportunidades.
Y las tuvo el cuadro carbayón. En especial, una de Riki que aún debe estar preguntándose cómo pudo errar el disparo franco que tuvo para batir a Dani Barrio. El Málaga parecía desfondado y la entrada de Viti y Nahuel pareció inclinar la balanza hacia los anaranjados. Pero no fue así y se llegó a la prórroga.
Y en ese tiempo extra no ocurrió nada hasta la expulsión por doble amarilla en dos minutos de Mier y el tanto de Chavarría que dejó al Málaga vivito en la Copa y al Oviedo muy tocado. El sábado, en apenas tres días, volverán a verse las caras en Liga.