Difícil papel el del Málaga en las dos últimas jornadas del campeonato. Si ya durante toda la temporada Sergio Pellicer ha tenido que hacer magia con las fichas, los últimos partidos han sido la guinda a un pastel de quebraderos de cabeza. Sin embargo, los canteranos han estado disponibles y han llegado de nuevo al rescate del equipo, hoy por partida triple.
Tras el partido contra el Girona, donde Moreno Aragón castigaba al Málaga con muchísima dureza, Pellicer ya estaba pensando en el rompecabezas que tendría en los partidos que restaban de la competición. Las bajas de Josua Mejías (por su expulsión frente al conjunto gerundense) y Cristian Rodríguez (por acumulación de amarillas), hacían vislumbrar un once experimental ante el Leganés. De hecho, en el entrenamiento de ayer Dani Barrio y Juan Soriano se vistieron de jugadores de campo por si la situación lo requería.
Una vez más, apareció la sombra de la cantera, ese árbol que tanto cobijo ha dado al Málaga durante toda la campaña y, esta vez, lo hacía desde el banquillo. A pesar de salir con un once a priori completamente funcional, algunos de los hombres alineados por Pellicer no estaban al cien por cien. De esta forma, y con un banquillo plagado de jugadores no profesionales, el técnico de Nules echó mano de los canteranos para hacer cambios en el segundo período.
Así, entraron al campo Loren, Haitam y Mini, en sustitución de Šćepović, Alexander González y Jozabed respectivamente. Aunque con un resultado amargo, los canteranos son los brotes verdes del club esta temporada. Su continuo rescate del primer equipo, esta vez por partida triple, ha servido para conseguir el objetivo de la permanencia.
