Leyenda del Málaga CF y del malaguismo. Antonio Fernández Benítez se nos fue la noche del sábado, espero y deseo que no llegase a ver el encuentro que disputaron los blanquiazules, para dejarnos a todos en una situación de orfandad identitaria desoladora.
Con el “Tigre”, como lo denominó el desaparecido Viberti, otro grande del fútbol costasoleño, pasaba como con aquellas personas que más queremos. Pasan los días, las semanas, los meses y los años mientras nosotros seguimos haciendo nuestra vida.
Unas veces les llamamos, otras pasamos largas temporadas sin hacerlo, pero sabemos que siempre estarán ahí cuando las necesitemos. Hasta que por desgracia un día la vida te muestra la sombría cara de la muerte y te das cuenta la cantidad de tiempo que has perdido no escuchando los consejos y anécdotas de una persona como casi seguro no conoceré a otra en la entidad de Martiricos.
Benítez y yo tuvimos una relación profesional compleja y sin embargo la personal siempre fue de respeto mutuo. Desde luego discutimos mucho y yo le critiqué en ocasiones en exceso e incluso de forma poco acertada.
Sin embargo sentí una doble satisfacción cuando le concedimos el escudo de plata de Radio Marca Málaga. Primero, porque él no se lo esperaba y lo recibió como un niño que estrenaba zapatos nuevos. No alcanzaba a entender como un periodista que le había criticado muchas veces premiaba su trayectoria blanuquiazul.
Segundo, porque en apenas el tiempo que estuvo con nosotros en antena y fuera de ella en Los Mellizos Málaga, presenciamos a un hombre cercano, menos tosco de lo que normalmente se empeñaba en demostrar públicamente y con una claridad de ideas y consejos más de vida que futbolísticos extraordinarios.
La dinámica de vida que llevamos casi todos hoy día nos impide pararnos a pensar muchas veces en lo importante que es escuchar a nuestros mayores.
Confieso hoy en estas tristes y breves líneas que al conocer el fallecimiento de Antonio he sentido desazón y orfandad, al tiempo de una sensación de pérdida de aprendizaje de un grande de nuestra tierra y nuestro club.
Añado también que he sido injusto al no entregarle el escudo de oro de Radio Marca Málaga, se nos escapan pocas personas del mundo del deporte de Málaga que no lo tengan pero desde luego él se lo mereció sin ninguna duda.
Ya estaba previsto en nuestra redacción hacerlo al igual que ya lo tienen Antonio Tapia o el maestro Ben Barek, inconsolable por el fallecimiento de su inseparable amigo. Por desgracia ya no será posible.
Antonio Fernández Benítez se ha convertido desde ayer en una LEYENDA DEL MALAGUISMO y un ejemplo inconmensurable para las futuras generaciones de lo que es nuestro club.
Su legado de amor a un club, a un escudo, a una camiseta y lo que representa para su afición y la ciudad de Málaga quedan ya para la historia con la obligación que todos tenemos de preservarlo. 60 años unido a nuestro club en sus diferentes nomenclaturas es para que tuviese un monumento en la explanada de entrada al estadio y otro en la futura Academia.
Me habría agradado que ayer las colas para darle el último adiós que para mi siempre será un hasta pronto hubiesen dado varias vueltas a La Rosaleda, pero aquí somos diferentes hasta para despedir a los nuestros.
Aquí no damos mérito a los de casa y somos tremendamente injustos por ello. Quiero agradecer a los responsables del club su comportamiento de ayer y lo respetuosos que fueron con la familia y amigos del “mister”.
De forma especial a Paco Martín Aguilar que hizo de tripas corazón en unos momentos muy dolorosos en lo personal para él y su familia. Para la Málaga futbolística la orfandad del fallecimiento de D.Antonio Fernández Benítez, q.e.p.d., perdurará en el tiempo pero también su legado y ejemplo para miles de malaguistas.
¡MEMORIA, COMPROMISO Y FE!, sobre todo ésto último.
¡GRACIAS!, POR UNA VIDA DEDICADA A NUESTRO CLUB “MISTER”.
