Roko Baturina salió como héroe del Cartagonova tras anotar el tanto en la última jugada del partido para dar los tres puntos al Málaga CF. Algo que le valió para volver a la titularidad el pasado viernes ante el CD Tenerife en La Rosaleda. Sin embargo, esta vez la moneda cayó del otro lado y fue un choque de nuevo discreto del croata, que incluso erró un penalti para poner el 2-0 con un mal lanzamiento. Baturina volvió a recibir el cariño de La Rosaleda.
Su rendimiento fue suficiente, sin más. Cierto es que estuvo más acertado por arriba, gano más duelos aéreos y estuvo fino en esas descargas de balones en largo. A pesar de no brillar y fallar el penalti que podría haber contribuido a su segundo partido anotando y a cerrar el duelo, lejos de recriminarle el fallo, la afición malaguista quiso respaldarlo. Un lanzamiento que estuvo marcado por la confusión: inició la carrera antes de escuchar el pitido del árbitro, quien señaló rápidamente la reanudación justo antes del impacto con el balón. Su disparo, flojo y sin colocación, permitió a Edgar Badía detenerlo sin problemas. Tras la acción, el delantero miró al colegiado en busca de respuestas.
La Rosaleda coreó su nombre al ser sustituido en la segunda mitad por Dioni. Minutos después del fallo desde la pena máxima. Algo extraño, ya que el delantero de Split ha recibido muchas críticas durante la temporada por su bajo rendimiento. Pero, su capacidad de trabajo siempre alabada por Pellicer y su insistencia, sumado al gol épico de Cartagena, han hecho ganarse el cariño de la afición y que esta retome la paciencia con él.
El técnico de Nules opinó en la rueda de prensa posterior al partido sobre dicha ovación y su opinión sobre el penalti y los minutos de Baturina: “Creo que es un espejo. Un día sale ovacionado Dioni, otro Chupe y otro Kevin. La gente agradece el esfuerzo y la intención. La voluntad de querer se transmite. Ha habido cambios y tienen que darse cuenta todos de la importancia de la plantilla. A Roko le han silbado otras veces, pero la gente del Málaga es muy agradecida, por eso es de las mejores del mundo. También debe ser exigente. Teníamos que tener tranquilidad para mejorar. El esfuerzo es innegociable”.
Me vais a disculpar, pero ese cariño tiene más que ver con la pena que nos da este pobre muchacho que con su nivel futbolístico. Que tío más maloooooo.