@SuarezRMarca | Para conocer la realidad que vive el Málaga, hay que regresar a la pasada temporada, la de la primera temporada en Segunda tras el descenso, para valorar que el club blanquiazul tenía, con mucha diferencia, el más alto de los topes salariales de todos los de la categoría.
Esa cifra superaba los 25 millones de euros. Una cantidad con la que se pudo hacer frente a los múltiples contratos heredados de Primera división y a los compromisos de gastos ya adquiridos fundamentalmente por la indemnización de fichajes de años anteriores.
Sin embargo, precisamente el no ahorrar, el jugárselo todo a una carta, provocó un riesgo demasiado alto cuyas consecuencias se están pagando en la presente campaña. Aun así, se tuvo tiempo suficiente como para planificar de otro modo más austero, pero Al Thani hizo caso omiso a las recomendaciones de Joaquín Jofre, al tiempo que Caminero parecía vivir en un mundo ajeno al que avisaba la realidad. Y en invierno, más de lo mismo porque se ha renunciado a vender futbolistas que podrían haber ayudado a equilibrar la balanza.
En comparación con esta campaña en curso, la 19/20, la diferencia es brutal. De disponer de 25,245 millones de euros para gastar en jugadores, primer y segundo entrenador y preparador físico del primer equipo, además de incluir el gasto en filiales, cantera y otras secciones, se ha pasado a 9,905. Más de 16 millones de diferencia, de los que sólo se ha sido capaz de ahorrar 10. El desfase con respecto a lo que permite LaLiga en es de 5 millones de euros.
