Lo que Gallar promete, futbolísticamente hablando, gusta y mucho en Martiricos. Con un debate todavía vigente sobre las figuras que faltarían por incorporarse a la disciplina blanquiazul antes del arranque ante el Burgos, un jugón agitó la varita. El malaguismo, tras el encuentro ante el Granada ya puede decir eso de: «Álex, qué bueno que apareciste».
Encuentro atascado, sin ritmo y con dudas en la parte ofensiva para el Málaga CF. Así fueron los primeros 60 minutos en Nuevo Los Cármenes en la tarde de ayer. Sin capacidad de conectar con la delantera, un centro del campo creativo conformado por Jozabed, Febas y Ramón se mostró frágil ante la presión organizada por el conjunto nazarí.
En el minuto 56 se produjo el cambio. Por primera vez en todo el verano, Álex Gallar era capaz de encadenar dos encuentros consecutivos tras dejar a un lado las molestias que arrastraba. Y vaya si lo demostró. Solo le hicieron falta 14 minutos para igualar la contienda, pero dejó destellos más allá del gol que encandilaron: mordiente, verticalidad y asociación. Fran Sol y Rubén Castro comenzaron a aparecer más en el encuentro a raíz de su entrada, y tras varias combinaciones que no llegaron a buen puerto, llegó la jugada en la que el catalán conectó por partida doble con el delantero madrileño para poner el balón al fondo de la red que defendía Ferreira.
Siendo un jugador que normalmente parte de la banda, Gallar dio un paso adelante en la zona del mediapunta. Con el debate aún latente y figuras como José Pozo y Fran Villalba sobre la mesa, el ex de Girona y Cartagena hace las delicias del malaguismo. Álex, qué bueno que apareciste. Próxima cita: El Plantío.
