48 partidos, 44 goles, unos dieciseisavos y una humillación en Copa… y dos entrenadores. Sergio Pellicer arrancó el año natural y terminó la 20/21 dejando al equipo en duodécima posición. Y con eso, un optimismo desmedido con lo que se podía hacer en junio desde la dirección deportiva para dar un giro de efecto. La primera decisión fue fichar a José Alberto como entrenador y, a partir de ahí, 2021 se convirtió en el ejercicio de la metamorfosis del Málaga.
Once movimientos. Javi Jiménez, Brandon Thomas, Paulino, Pey, Ismael Gutiérrez, Dani Martín, Genaro Rodríguez, Braian Cufré, Antoñín, Víctor Gómez y Sekou Gassama. Lo que puede ser una alineación, sin contar a Jozabed, aterrizó en La Rosaleda bajo una premisa clara: luchar por tantear los puestos de playoff. Sin embargo, el fútbol lleva dándole un golpe de realidad al conjunto de Martiricos toda la temporada. Especialmente, fuera de casa, donde no conoce la victoria liguera. Este matiz, sumado a las dos derrotas consecutivas como local antes de las vacaciones, acabó en la sentencia de la afición al míster pidiéndole la dimisión.
La figura del de Nules también sufrió altibajos durante su etapa, pero el de Oviedo llega al 2022 contra las cuerdas y con la presión por las nubes. Públicamente, la intención del proyecto va hasta 2023, aunque en la Costa del Sol las cosas no quieren funcionar así. La tensión se respira en el primer equipo boquerón hasta el último día del 2021, un año en el que se ha visto con todo lujo de detalles la metamorfosis del Málaga.
