Cuando pasan los años se da uno cuenta que, aunque crea tenerlo todo controlado en el día a día, la realidad de la vida es bien distinta. Desde Radio Marca Málaga hemos distinguido y premiado a muchas personalidades del ámbito deportivo, cultural, social, cofrade y político. Sin embargo, no siempre hemos podido abarcar a todos aquellos que se lo han merecido a pulso, en unas ocasiones porque ya no eran protagonistas de la actualidad informativa malagueña, o porque se perdió la oportunidad de hacerlo en su momento.
Ahora, cuando la pena entristece a la familia Sanz, al madridismo, al malaguismo y, de manera muy especial por mi amistad personal con él, al ex presidente Fernando Sanz, es preciso recordarlas.
Cuando el ahora fallecido Lorenzo Sanz, q.e.p.d., impulsó a su hijo a pasar directamente de los campos de fútbol a los despachos tras la pésima gestión de su antecesor en el cargo, el Málaga CF SAD estaba en la ruina y al borde de su desaparición. El ex presidente del Real Madrid entregaba un regalo con sorpresa a su hijo para evitar males mayores a la entidad blanquiazul. Asumía la ruina que parte de la familia política había dejado en el club e invertía de su propio dinero en la sociedad anónima deportiva de Martiricos.
El resto de la historia ya se conoce, pero lo que se desconoce es el esfuerzo y dedicación que Lorenzo Sanz hizo por ayudar a su hijo y al malaguismo. No recuerdo haberle contado esta historia ni a Luis Yáñez, qué gran gestor y mejor persona, ni a mi amigo Fernando. Mi esposa Asun y yo pasábamos unos días de vacaciones en el antiguo hotel de lujo de Terra Mítica y un sábado por la mañana recibí una llamada del padre del ya presidente costasoleño:
-”Buenos días, soy Lorenzo Sanz”.
-”Dígame, don Lorenzo”.
-”Merchán, necesito que todos los medios de comunicación apoyéis a mi hijo y al Málaga ahora más que nunca. Nos estamos jugando la continuidad del club y si no le ayudáis será imposible”.
-”Como siempre, haremos lo mejor para el club. Puede contar con nuestra colaboración en lo que periodística y personalmente fuese posible, tal y como habíamos hecho con Fernando Puche en su día”, añadí.
-”¿Y ese quién es?”
-”Da igual, ya no importa quién fuese o lo que haya hecho por el club”.
No lo conocía, pero, como es natural, se lo expliqué.
“Pues eso, Merchán, como con Puche, al que no conozco pero por lo que me explicas fue un buen presidente. Muchas gracias y ayuda a Fernando, ¿eh?”.
Nos despedimos y nunca más volvimos hablar que yo recuerde.
Preocupado y ocupado con el Málaga CF y con la ciudad, Lorenzo Sanz se merece sin ninguna duda el Escudo de Plata de nuestra emisora a título póstumo y así lo haremos cuando su hijo lo estime conveniente y las circunstancias, ahora tan adversas, lo permitan.
Reciban, pues, Fernando Sanz y su familia nuestras más sinceras condolencias además de nuestro agradecimiento eterno por ayudar al club malacitano en un momento de crisis muy serio.
No me cabe ninguna duda que el Santísimo Cristo de la Redención, Hermandad de Arroyo de la Miel de la que su hijo Fernando fue noble pregonero, lo ha sentado ya a la derecha del Padre y en la tribuna celestial del Comité de Sabios del fútbol donde nuestra Señora de los Dolores siempre le acogerá bajo su manto.
Descansa en paz, amigo del malaguismo y Señor del Real Madrid, de la Séptima y la Octava Copa de Europa que ahora recordarás junto a tu inseparable y maestro mío Gaspar Rosety.
