El administrador judicial, José María Muñoz, ha entrado en una encrucijada peligrosa, arriesgada y de muy difícil salida para el Málaga CF. Su ambición por perpetuarse como director general del club u ostentar algún otro cargo de responsabilidad está dejando a la entidad malaguista al borde del abismo.
El núcleo duro que lo rodea, malos consejeros sin duda, están hundiendo su aceptable trabajo. Cada vez con más matices, desde luego. Muñoz no ha llegado al club para ejercer de presidente sino para allanar el camino y, de paso, facilitarle en lo posible las cosas a un nuevo propietario.
Empezó bien y su trabajo junto a la jueza de instrucción tras la demanda penal de los accionistas minoritarios fue inicialmente muy útil. Sin embargo, la deriva que ha tomado no escuchando a nadie, faltando el respeto a la APA, a los abonados y a Bluebay, miembro muy importante de Nas SpainS SPAIN, al margen del jeque Al Thani, es incomprensible y un error de incalculables consecuencias.
Haga lo que haga Muñoz será ilegal si no cuenta con el accionista principal de la sociedad que gestionará lo que quede del Málaga CF cuando la sentencia a favor de BlueBay sea definitiva. De hecho, con la ejecución provisional de la misma en poder de Jamal Satli ya lo es de facto. Es más, adoptar una decisión e invitar a nuevos inversores antes que al grupo hotelero sería darle munición judicial a Al Thani y, de paso, unir a éstos contra el administrador judicial para defender sus derechos de propiedad.
Anular una reunión clave para el presente de la sociedad blanquiazul sin avisar a la otra parte, o no contestar las preguntas de los pequeños accionistas sería una desfachatez si José María Muñoz fuese el presidente malacitano. Como no está en esa disposición, se queda en mera descortesía, pues a lo más que puede aspirar un cortesano invitado al palacio del fútbol, y lo que ello representa, sin poder alguno de decisión en cuanto acabe su “Virreinato judicial”.
En este momento, la única salvación del Málaga CF es la entrada, mediante una ampliación de capital participada y garantizada, de Jamal Satli Iglesias a través de sus acciones en Nas Spain.
Con el tope salarial por debajo de los cuatro millones, con miles de abonados dispuestos a no renovar sus abonos y a denunciar al club por sentirse engañados en la gestión de sus abonos no disfrutados por la Covid 19, y con tres cuartas partes de la plantilla de jugadores del primer equipo condenados a un ERE sin remedio, el panorama es sombrío.
La LFP no tiene claro si autorizar la inscripción malacitana en la competición. Y la presión de muchos clubes para que sea el conjunto descendido por incumplir las normas es cada vez más intensiva.
José María Muñoz ha perdido el norte y quizás tenga una visión equivocada por culpa de quienes le rodean a diario, pero es imperdonable que no busque la única solución rápida y que BlueBay ya le ha ofrecido para salvar al Málaga CF. Y créame, señor Muñoz, ya vamos tarde, demasiado.
¡MEMORIA, COMPROMISO Y FE!, sobre todo esto último.
Todos sabemos que es la unica solucion, pues a por ella, si seguimos esperando y esperando, nuestro queridos Malaga C.F. se ira muriendo poco a poco. Hasta que muera del todo y ya no lo salvara nadie. Blue bey ya pero ya ya.