No parece querer el Unicaja los playoffs porque cuando mejor lo tiene, se complica la vida y le otorga vidas extras a rivales directos como el Ucam Murcia. Los rojos barrieron a los malagueños en el segundo cuarto (31-12) a base de energía y rebotes para hundir en la miseria a los de Katsikaris, incapaz de motivar a sus pupilos. El triunfo de los de Sito Alonso, con un buen Taylor, era imprescindible para seguir soñando con los playoffs. Ahora, con un partido más, se han puesto a solo una victoria de los cajistas, que siguen insistiendo en ensuciar su imagen.
Hubo nervios, demasiados, tras el salto inicial. La falta de confianza en sí mismos por los últimos resultados de ambos lleva a eso. A atacar mal en estático, como le ocurrió a los locales. Y a precipitarse al correr, como le pasó a los malagueños. Así se entendió el bajo tanteo que acompañó a esos primeros pasos del encuentro. Sólo Taylor pareció un poco más entonado, pero a pesar del dominio reboteador del UCAM, con 6 ofensivos, Unicaja se las arregló para ir abriendo campo con un 4-9. La defensa de los Sito Alonso apretó entonces sus tuercas y dejó sin anotar al rival durante 5 minutos, aunque no lo aprovecharon. Su 0/8 en triples se lo impidió, hasta que Frankamp por fin encontró el sitio exterior para colocar un 13-9 que se convertiría en un 15-12 al final del primer acto.
Lo rácano del marcador desapareció en el segundo cuarto, por fortuna para el espectador. Bueno, para el seguidor murciano. Porque el ridículo malagueño, uno más en la temporada, fue de aúpa. Los universitarios tenían más ritmo, más alegría y más acierto. Más ganas también. Y después de un par de minutos igualados, comenzó el rodillo rojo a aplastar a un rival sin alma. Del 20-18 al 46-24 con el que se llegó al descanso. Entre medias, un físico superior que se impuso al talento, supuesto talento, de los cajistas. 13 rebotes a 2. Eso dice mucho. Si en defensa, los de Katsikaris casi hacían el pasillo a los Vasileiadis, Strawberry o Cate, la paliza se explica por sí sola. Sólo Jaime Fernández puso algo de orgullo verde.
Peor no le podía ir al Unicaja, que arrancó el tercer cuarto perdiendo 46-24. Así que reiniciaron su mente, se olvidaron del marcador y volvieron al abc de su baloncesto. Lo primero, atenuar el acierto del UCAM, al que dejaron sin anotar 3 minutos. Y luego, con la confianza recuperada atrás, buscar el aro en la otra zona. Con Deon Thompson al mando (12 puntos en el cuarto), comenzaron a jugar los sistemas en ataque. Nada de guerra por su cuenta como hasta entonces. Sito Alonso se desgañitaba con los suyos viendo cómo la ventaja iba menguando y se quedaba en un abierto 57-45 con el que se encaró la recta final.
El viento soplaba a favor de los andaluces, que llegaron a ponerse, tras una canasta de Bouteille, a 10 a 8’25” para el final. Pero ahí se acabó. Como el abusón del cole, el UCAM enseñó su músculo con Taylor muy acertado y con el favor de Bellas, que ve pases donde otros encuentran un muro. En dos minutos, parcial de 10-0 y victoria sentenciada. Sólo quedaba por ver si los pimentoneros podrían con el average (-21). No lo consiguieron. Al menos le queda al Unicaja ese consuelo después de mirar hacia el marcador y contemplar el 81-68 con el que han dado vida extra al rival.