Solo tres jugadores de la pasada plantilla de Unicaja no han encontrado destino: Matt Mooney, Dejan Kravic… y Carlos Suárez. El madileño se despidió del Unicaja hace dos meses, tiempo que ha aprovechado para dejar el baloncesto en un segundo plano. Se casó el pasado 2 de julio, «el contrato más importante de mi carrera», tal y como bromeaba en Radio Marca Málaga hace unas semanas. Con el inicio de la pretemporada a la vuelta de la esquina, el excapitán cajista ya piensa en el siguiente paso, el que previsiblemente será el último antes de colgar las botas.
La idea del jugador es mantenerse al menos una temporada más a primer nivel. Espera propuestas del extranjero, paso que ya estuvo cerca de dar en 2013 (tenía un acuerdo cerrado con Montespaschi de Siena), pero a última hora apareció Joan Plaza para llevarle a Málaga. «Me gustaría vivir nuevas experiencias. Estuve a punto de irme fuera al salir del Real Madrid, y es lo que estoy mirando», decía el pasado 3 de junio en el micrófono rojo.
En Liga Endesa pocas vacantes restan, más en equipos que disputan competición europea la próxima temporada, donde la mayoría tienen las plantillas cerradas o casi. Se le vinculó a principio de verano con Lenovo Tenerife, petición expresa de Txus Vidorreta para apuntalar el juego interior, pero el interés no fue a más. El conjunto aurinegro se decantó por Iván Cruz, jugador de un perfil parecido al de Suárez. También trastocó sus planes el no ascenso de Movistar Estudiantes, una de las preferencias del ala-pívot para haber seguido en España.
El Unicaja ha hecho los deberes para que se note lo menos posible su ausencia. Augusto Lima o Melvin Ejim darán esa garra que solo aglutinaba el capitán en los pasados cursos. El Carpena espera con impaciencia despedir a su capitán como se merece
