El Unicaja tendrá esta tarde un duro examen en la competición continental. El calendario no da lugar para respiros; apenas hay tiempo para saborear el triunfo de los malagueños ante San Pablo Burgos. No hay descansos. Los de Katsikaris ahora tienen el objetivo de dejar muy encarrilado el primer puesto en la Basketball Champions League. No será, a priori, ni mucho menos sencillo. Un grupo que está muy apretado y en el que apenas hay margen de error. El bagaje de los cajistas es positivo: dos victorias y una derrota; pero aún queda por rematar el trabajo.
En el choque de ida, los malagueños vapulearon al Dijon (83-54). Un trámite y una de las noches más tranquilas que se recuerdan en el Carpena. Pero hoy se espera un escenario bien distinto: el conjunto francés no ha perdido aún como local, lo que sin duda será un aliciente para dar un golpe encima de la mesa en una competición, donde el club de Los Guindos tiene muchas esperanzas depositadas, o al menos esa fue la versión el pasado verano.
Mantener esa línea continuista será fundamental para que Unicaja pueda llevarse un triunfo del Palacio de los Deportes Jean-Michel Geoffroy. Los malagueños están en tierras francesas desde ayer, así que habrán tenido tiempo para amoldarse a una cancha maldita para aquel que lo visita. Un trampolín que ojalá sirva para dar el paso definitivo para cumplir el objetivo principal de la primera mitad de curso, y no es otro que estar en la Copa del Rey.
