Por fin llegó la cuarta victoria de curso. El Unicaja se permite la licencia para soñar por la Copa. El Carpena ha sido testigo del mejor partido en lo que va de temporada, una victoria que deja muchas notas positivas. La más reseñable, la versión coral que ha mostrado el equipo y la sensación de que hay armas para competir con cualquiera. Querer es poder. El primer paso para estar en Granada ya está dado, ojalá sirva para catapultar a unos jugadores que hoy sí han hecho disfrutar a los aficionados cajistas.
Un arranque de partido vibrante, con dos equipos muy sueltos en ataque y sin apariencias de lo que estaba en juego. Alex Renfroe, con ocho puntos, claro protagonista en la batuta de un San Pablo Burgos que le costaba generar puntos, más allá del talentoso base norteamericano. Los cajistas respondían gracias al lanzamiento de tres, con un notable 4/5 en los primeros intentos. La gran entrada de Brizuela provocaría el primer buen parcial de los locales, 23-16, a falta de un minuto para concluir el primer cuarto. Un triple frontal de Boutelle cerraba un gran primer período de los locales.
Un Renfroe muy solo si los visitantes querían rascar algo del Carpena. Los malagueños seguían acertados en los primeros compases del segundo cuarto. Brizuela comandaba el ataque de los verdes. El zurdo de San Pablo Burgos sumaba 15 de los 24 puntos de su equipo después de trece minutos. Un ritmo de anotación que favorecía los intereses de los de Katsikaris, con el pastel muy repartido: ocho jugadores ya habian anotado a falta de cinco minutos para el descanso. Unicaja ponía la directa con un +10 a falta de dos minutos para el descanso (45-35). Las canastas de Norris Cole obligan al entrenador croata a parar el partido.
Un gran tapón de Rubén Guerrero dejaría el definitivo 49-39 después de dos períodos. Un Unicaja que, hasta ahora, completaba uno de los mejores choques del curso: un 66% en lanzamientos a canasta y con seis jugadores, al menos, con cinco puntos o más, liderados por Bouteille y Cole, ambos con dobles dígitos. Los dieciocho puntos de Renfroe sostenían a un Hereda San Pablo Burgos claramente inferior. Pero la ventaja ‘solo’ era de diez puntos. Y ya sabemos cómo se manejan los malagueños con una amplia renta.
El paso por los vestuarios cambiaría las tornas: un San Pablo Burgos más centrado en ambos lados de la cancha y bajando el ritmo de ataque de los malagueños. Vítor Benite se sumaba a la fiesta, reduciendo la desventaja a tan solo seis puntos (56-50), después de cuatro minutos desde la reanudación. Una de cal y otra de arena para Norris Cole, con cuatro faltas y condicionando así la rotación. Los malagueños, gracias a una marcha más en la parcela defensiva y un inspirado Bouitelle, cortarían de raíz las aspiraciones de los burgaleses. Un tres más uno de Francis Alonso catapulta a los cajistas hasta el 67-53, la máxima ventaja, y un Carpena que se lo pasaba bien con su equipo. Con ambos conjuntos en bonus, los visitantes no se despegarían ni mucho menos del marcador. Un triple de McGee obligaba a Katsikaris a parar el partido (71-60, a falta de 1:30). El parcial de 0-7, un toque de atención y el técnico griego pidiendo intensidad a sus jugadores. El tercer período llegaría a su fin con otra acción de Guerrero, esta vez en forma de alley oop con Alberto Díaz. un 75-65 con todo por decidir aún.
Los fantasmas volvían a aparecer en el Carpena. Un triple de McGee acercaba a los burgaleses a siete puntos, pero fue rápidamente contrarrestado por Abromaitis (80-70) y siete minutos aún por disputar. Un rival al que hay que ganar noquear varias veces dentro de un mismo partido. A falta de 3:46 para el final volverían los quince puntos de renta y la cuarta victoria liguera lista para consumarse. El partido se haría largo, con el típico juego del basket-average y varios tiempos muertos. Sonaba la bocina con el definitivo 89-78.