El pleno de constitución de la nueva corporación provincial ha elegido hoy como presidente a Francisco Salado, que seguirá al frente de la Diputación de Málaga durante los próximos cuatro años.
En su discurso de toma de posesión, Salado ha afirmado que la gestión del agua es el principal reto al que se enfrentará en los próximos años la provincia de Málaga, “que debe ser un referente internacional en sostenibilidad”. Además, ha señalado la movilidad como el otro gran desafío que debe afrontar la provincia.
“Debemos aprovechar hasta la última gota de agua disponible y convertir a Málaga en una provincia referente en la gestión eficiente e integral del agua”, ha afirmado, al tiempo que ha apuntado la necesidad de observar lo que hacen en esta materia los países más avanzados del mundo “y no nos conformemos con menos”.
En este sentido, ha indicado que la intención del nuevo gobierno provincial es poner sobre la mesa al menos 50 millones de euros cada año para inversiones y actuaciones en materia de gestión del agua, de lucha contra la sequía y de optimización de los recursos hídricos.
Una de las primeras medidas será encargar un estudio para implantar el tratamiento terciario y el consiguiente aprovechamiento para riego agrícola de las aguas recicladas en las depuradoras del Consorcio provincial del Agua. “No hay mayor prioridad, y no sólo por la sequía actual, sino los retos que nos plantea el cambio climático y el calentamiento global, que afrontar estas inversiones”, ha manifestado.
El presidente ha recordado que la Diputación de Málaga, ante la crisis excepcional de la pandemia, libró una cantidad histórica de fondos incondicionados a los ayuntamientos: de los 432 millones de euros transferidos entre 2019 y 2023, casi la mitad fueron de este modo. Una vez superada esta etapa, y ante la crisis hídrica que acecha, Salado ha advertido de que en este mandato se condicionará más el empleo de los fondos de la institución provincial.
En este punto ha hecho referencia al estudio realizado en la redes de agua de la provincia, analizando las tuberías y canalizaciones de agua potable de los 74 municipios de menos de 20.000 habitantes, que arrojó datos muy preocupantes: se detectaron 452 fugas y una pérdida total de casi 7,5 hectómetros cúbicos de agua al año, con los que se podría abastecer a una población de 100.000 habitantes.
Con esos datos, la Diputación destinó 17,5 millones de euros para que los ayuntamientos financien obras hidráulicas y de mejora en sus redes. “Y ese es el camino que vamos a seguir estos cuatro años”, ha asegurado Salado, quien se ha marcado el reto de conseguir que Málaga sea “una provincia sostenible, un territorio sostenible en todos los ámbitos”.
“Ya lo somos en la gestión turística”, ha afirmado Salado, quien ha recordado que la Costa del Sol es el primer destino europeo que cuenta con una calculadora de huella de carbono que permite a sus visitantes compensar las emisiones; y también ha recordado el plan Málaga Viva, con el que ya se han plantado más de 350.000 árboles.
El presidente ha aseverado que todas las grandes actuaciones de la Diputación en los próximos años van a tener “la sostenibilidad como eje y motivación”, y ha citado como ejemplos el uso de la biomasa para climatizar edificios públicos, la Ley de Economía Circular en la gestión de residuos o el desarrollo del Corredor Verde del Guadalhorce, que ya está en marcha y se convertirá en el mayor parque fluvial de España.
Salado ha explicado que la provincia de Málaga está en camino de convertirse en el tercer eje económico y social de nuestro país, tras Madrid y Barcelona y ha aludido a la necesidad de contar con más inversiones, como el trasvase de Iznájar o nuevas desaladoras. “No podemos desaprovechar la oportunidad histórica de los fondos europeos ante un problema tan vital”, ha manifestado.