El presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado, y la consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo, han firmado un protocolo de colaboración por el que ambas administraciones se comprometen a cooperar en la elaboración de los planes de cambio climático de todos los municipios de la provincia.Salado destaca que la institución provincial lleva años luchando contra la amenaza medioambiental a la que se enfrenta la humanidad, prueba de ellos son los numerosos proyectos e iniciativas que se han puesto en marcha, convirtiendo a la Diputación en pionera con acciones de lucha contra el cambio climático en Andalucía. «Nunca nos hemos escondido en la batalla contra el cambio climático. Al contrario, ya hemos dicho más de una vez, y lo estamos demostrando con hechos, que queremos ser líderes de la revolución verde en Andalucía», ha matizado el presidente de la institución provincial.La Junta de Andalucía tiene establecidos diez ejes para la Revolución verde en Andalucía entre los que se encuentra la lucha contra el cambio climático, objetivo al que contribuyen los ayuntamientos a través de los planes municipales. Entre otras actuaciones llevadas a cabo por la Junta, ya se encuentra completa la tramitación del desarrollo normativo de la Ley de Cambio Climático y está en trámite el establecimiento de una Comisión Interdepartamental. Igualmente, se encuentra en funcionamiento una Oficina Andaluza de Cambio Climático. A estas acciones completadas se suma la creación del Consejo Andaluz por el Clima y la aprobación del Plan Andaluz de Acción por el clima que estarán operativas próximamente. En este sentido, Salado ha resaltado que la provincia de Málaga «lleva ya más de 341.000 árboles plantados en arboladas que realizamos con asociaciones, con vecinos, con ciudadanos y con jóvenes y niños de colegios, fomentando a la vez la educación ambiental.; también hemos desarrollado diferentes estudios sobre la huella de carbono en los diferentes municipios y su reducción, el uso de las energías renovables, estamos promoviendo un programa de electrolineras para vehículos eléctricos en los municipios. En definitiva, queremos ser líderes de la revolución verde en Andalucía».En su intervención, Salado ha recordado que la Diputación de Málaga trabajará, «codo a codo» con el resto de administraciones, para seguir protegiendo, cuidando y mejorando el patrimonio natural, haciéndolo compatible con actividades humanas como el turismo y la agricultura, con el objetivo de proteger el patrimonio natural además de hacerlo crecer. «Creo que el camino que abrimos hace cuatro años con Málaga Viva, con nuestro ambicioso plan de reforestación con cientos de miles de árboles, debe ser una de las vías prioritarias en la lucha contra el cambio climático en Andalucía», ha manifestado Salado. Protocolo de colaboraciónEl acuerdo firmado entre la Junta de Andalucía y la Diputación de Málaga establece las bases para articular el apoyo de estas instituciones a los municipios de la provincia para la elaboración de las bases de datos, la difusión y la creación de cultura climática y energética en el ámbito rural. Asimismo, también contempla la puesta en marcha de actividades de comunicación, formación y asesoramiento a las empresas para fomentar su participación en los planes y para descubrir nuevas posibilidades de desarrollo.Entre los objetivos principales de los planes locales de cambio climático se encuentra el de fijar las estrategias que se pueden poner en marcha en cada territorio para mitigar emisiones a través del fomento de energías renovables, la mejora de la eficiencia energética, la implantación de una movilidad sostenible, la rehabilitación energética de edificios o todas aquellas medidas encaminadas a reducir el riesgo de los impactos del cambio climático y sus efectos como olas de calor o las inundaciones. Estas planificaciones municipales se basan, principalmente, en el análisis y evaluación de las emisiones de gases de efecto invernadero del municipio y en la identificación y caracterización de los elementos vulnerables y las oportunidades de mejora. Además, contemplan también los impactos del cambio climático en cada localidad y apuntan las medidas más adecuadas para hacer frente a la situación actual. Gracias al cálculo de la huella de carbono, los ayuntamientos pueden medir, por ejemplo, cuánto contaminan los coches de sus vecinos, cuánto emiten sus edificios municipales o servicios públicos y actuar en consecuencia a través de diversas actuaciones como optimizar rutas de circulación o mejorar la movilidad. |