El José María Martín Carpena ya es una fiesta del baloncesto y de colores. El pabellón que lleva el nombre del concejal tristemente asesinado por ETA en julio del 2000 se ha convertido en el epicentro del baloncesto continental.
La batalla no solo estará en el parqué, sino que también habrá una dura guerra limpia en las gradas. Una guerra de gargantas que debe ganar el público malagueño en cantidad, pero que amenaza con ser para los del Hapoel en cuanto a decibelios. Unos 5.500 aficionados cajistas han conseguido entradas para el torneo, mientras que los de Israel se quedan rondando los 3.000 espectadores. Bonn y Tenerife, algo más atrás, pero con más de 500 desplazados a la capital malagueña.
Hapoel Jerusalén no ha estado solo durante el primer envite de la Final Four de la BCL. Los israelíes han sido muy ruidosos con unos cánticos que no tienen nada que envidiar a los barras bravas más ruidosos de Argentina. Tomaron el metro y las calles de la ciudad desde bien temprano y han sido la nota positiva en cuanto a animación. Espectacular también ha sido el recibimiento de la Marea Verde cajista en los alrededores del Carpena con más de 2.000 aficionados del club de Los Guindos arropando la llegada del autobús de los de Ibón Navarro.