El Unicaja está lejos de las cotas de un Valencia Basket que sigue creciendo con el paso de las temporadas, mostrando un músculo económico amplio, con la familia Roig perfeccionando una entidad, a nivel de estructura, que ya se encuentra más que asentada en la primera fila del baloncesto europeo; el estatus que pretender recuperar el conjunto malagueño a medio-largo plazo. Un camino largo, pero parece que se ha atajado algo después de la primera vuelta magnífica que han realizado los de Ibon Navarro, pocas pegas se le pueden poner, más allá de haber presentado algo más de batalla a los cuatro líderes de la competición. Para contextualizar ese 12-5, ver el 9-8 con el que llegan los de Álex Mumbrú al Carpena este domingo.
Desde la temporada 14/15, el Unicaja no estaba por delante en la clasificación de los valencianos una vez consumida la primera vuelta de la Liga Endesa. Hay que decir que se han juntado el hambre y las ganas de comer. Por un lado, un conjunto cajista que ha sido regular a lo largo de las diecisiete jornadas; y un Valencia Basket que ha estado sobrecastigado por los problemas físicos, y que le costó meterse en la dinámica de la competición ante tantos cambios en verano. Pero bien pueden sacar pecho en Los Guindos de cómo una plantilla, con hasta nueve fichajes, puede conseguir una velocidad de crucero tan rápido. Es extraordinario lo que están realizando Ibon Navarro, también su cuerpo técnico.
Son siete temporadas seguidas a rebufo de los naranjas. ¿Un cambio de tendencia? Las diferencias entre estos dos clubes, por desgracia, aún son abismales; pero el Unicaja está recortando más terreno del que cualquiera se podía imaginar hace escasos cuatro meses. El partido de mañana se verá como otra prueba de nivel, ante la posibilidad de mandar otro serio aviso de que este Unicaja está preparado para hitos importantes. Mirar a la cara un poderoso como Valencia Basket ya es un logro, y un Carpena que arderá por la rivalidad; que pese a no estar en las mismas condiciones estos dos clubes, aún se mantiene. Se le va a tener ganas siempre a los valencianos por motivos obvios.
Además, los de Mumbrú llegan a Málaga en el mejor momento de la temporada, alcanzando una regularidad que no se conocía hasta ahora. Seis victorias seguidas, entre Euroliga y ACB, la última en Berlín ante el ALBA (88-94). También con una clasificación para la Copa que ha sido agónica, por momentos muy oscura, pero con un arreón final ha sido suficiente. Jugarán ante el Real Madrid en Badalona, por la misma parte del cuadro que el Unicaja.