La vuelta de Jayson Granger al Unicaja ya está en marcha. Su desvinculación con el Baskonia, a falta de oficialidad, le abre de par en par las puertas de Los Guindos, esperanzados con hacerse con un jugador que daría un gran salto al puesto de base. Un jugador con cartel de Euroliga y que ha demostrado en Vitoria que aún le queda mucho baloncesto. En el club aún no han movido ficha por hacerse con el charrúa, pero sí se contempla seriamente acometer la operación. Sin embargo, hay una serie de factores que generan debate tanto en la entidad, como en la propia afición cajista.
Su edad (cumplirá 33 en septiembre) se lleva el mayor protagonismo en los contras. No ha dado síntomas de decadencia en el Buesa Arena, al contrario: ha jugado todo esta temporada después de dos años difíciles, que incluso llegaron a poner su carrera en peligro. Pero es un jugador muy diferente al que salió de Málaga en 2015. Ya no posee ese uno contra uno de antaño, tampoco esa explosividad que marcaba diferencias a nivel europeo. Sin embargo, uno de los argumentos que decantan el sí en su fichaje es el liderazgo, huérfano en ese vestuario con la salida de Carlos Suárez; además de conocer muy bien la casa y la identidad que quiere recuperar el club.
Si Granger quiere volver a jugar de verde y morado, está obligado a rebajarse sustancialmente su ficha. Las arcas cajistas sonríen pero nunca se va a acercar, desgraciadamente, a una oferta que le pueda llegar de Euroliga, incluso Eurocup. Ambas partes lo saben. Va a depender a cuánto está dispuesto a ceder el uruguayo. El Unicaja ocupa un gran hueco en el corazón del aún baskonista, pero con eso no basta.
El Unicaja y Jayson Granger están condenados a entenderse, en el caso que en Los Guindos vayan con todo a por él. Su fichaje generaría ilusión por lo que supuso en aquel bienio, dando un puñetazo encima de la mesa porque no es un nombre cualquiera. También hay escépticos con su incorporación. El desenlace será muy pronto, antes se tiene que confirmar un hecho que se da por descontado: su salida del Baskonia. A partir de ahí, todo es posible.
