Ibon Navarro aborda la actualidad del Unicaja en ‘Zona Verde’, donde también se adentra en su lado más personal. El conjunto malagueño vive un buen momento dulce, en lo deportivo y lo social, porque ya se respira una atmósfera bien distinta al del pasado curso. Casi con el primer cuarto de temporada llegando a su fin, Ibon Navarro hace balance.
Adaptación a Málaga: «La ciudad es espectacular, acogedora, súper atractiva. Tampoco la disfrutamos tanto porque hacemos vida en Los Álamos, pero las escapadas que hemos hecho han sido fantásticas. He comido camperos, espetos… ya estamos familiarizados a la gastronomía de aquí también. Han sido cuatro años en Andorra, por lo que han sido muchos cambios. No cabe duda que estar aquí unos meses me ha permitido el adaptarnos mejor, fue una ventaja. Teníamos la casa, el colegio de los niños, etc.».
Los inicios de Ibon Navarro: «Era portero de fútbol, además de los que estaban un poco tarados. Pero en los recreos jugaba al baloncesto. Mi tío es un entrenador de cantera muy conocido en Vitoria, muy amigo del difunto José María Martín Urbano, y en verano siempre entrenaba con él. En cadete ya empecé a llevar un equipo de chavales y hasta hoy. Era muy mandón. Me gustaba mucho defender, hacer lo que había que hacer. Acabé la carrera de Química y me fui a Alemania a trabajar; allí también hago cosas de baloncesto en una congregación religiosa. Al volver, entro en la cantera de Baskonia y estoy cuatro años. Me marcho de asistente a Tenerife… me lancé, pero sentí el apoyo de mi familia. Volví como asistente del Baskonia, luego Menorca, Valencia, de nuevo a Vitoria, de entrenador jefe en 2014, Manresa, Murcia, Andorra y Málaga».
«De Rafa Sanz te das cuenta de la importancia de lo simple; de Dusko su capacidad de transmitir carácter; Sergio Scariolo es la gestión en mayúsculas; Marco Crespi, la pasión; Perasovic una mezcla de carácter y pasión; Paco Olmos, la llegada al jugador; y Neven Spahija la inteligencia emocional y el autocontrol. Luego vas cogiendo cosas de cada uno«, se refería Ibon Navarro a los maestros que ha tenido siendo técnico asistente.
Ídolos de la infancia: «Era de Magic y Dominique Wilkins, como todo el mundo era de Jordan… me acuerdo de aquellos concursos de mates. También de Zubizarreta, y Velimir Perasovic. Cuando me llega el gusanillo de entrenador, el que cambió algunas ideas fue Sergio Scariolo».
Así vivió Ibon Navarro el no-triple de Ansley y la Liga ACB del Unicaja: «Estaba en casa viéndolo con mi padre. Recuerdo de levantarnos los dos y echarnos las manos a la cabeza, diciendo ‘era esta o nada’. Estaba en el pabellón… no hubo mucha opción. Aquel equipo, con Garbajosa a la cabeza, era inabordable. También viví la Copa de Zaragoza porque estaba en la grada. La final de Copa de 2009 fue muy buena. Recuerdo los últimos tiempos muertos, el tapón de Pete Mickeal a Berni…».
El equipo que mejor se ha adaptado a su filosofía: «Pinta que puede ser este. Con las carencias que había en Manresa, fue un buen año; el año de Murcia llegó el momento que sabía que salían las cosas como había pensado; y el segundo año en Andorra».
Un verano muy intenso: «He tenido la suerte de trabajar con directores deportivos que se preocupan por cómo quieres jugar y qué necesitas. Juanma y yo teníamos clara cuál era la idea y ha resultado muy duro, porque ha sido largo. No creo que haya habido un día en verano que no haya hablado más de una vez. Ha sido muy difícil fichar a nueve jugadores, y con la incógnita de si íbamos a jugar en Europa y en qué condiciones. Elegir a los jugadores te hacen sentir que es muy tuyo. Mi sensación a la hora de hablar con los jugadores es que iban a venir, incluso los que no han venido y tienen el boli para firmar. Pero luego hay cosas que no controlas: otras ofertas, agentes, la rapidez con la que el club puede gestionar… Los fichajes de Thomas y Carter costaron».
La química en el vestuario actual: «Es algo más importante de lo que la gente cree. Uno de los condicionantes para fichar es cómo son como personas: de su día a día, el comportamiento en el vestuario, etc. Más allá del baloncesto, están las cualidades personales. Muchas veces esas cosas te hacen multiplicar cosas que tienes. Tu potencial es mayor».
Aún en una fase inicial: «No creo que ningún entrenador diga que le gusta el sitio donde está. Hacer un equipo con nueve jugadores nuevos requiere un plan claro: potenciar y explotar al máximo las virtudes, antes que solucionar los problemas. Estamos en eso todavía. Llevamos 69 entrenamientos, 30 con todo el grupo… ya tenemos que empezar a hacer otras cosas. No podemos dejar de explotar en lo que verdaderamente somos buenos».
Solo tres derrotas hasta ahora: «Todas tienen sus cosas. En Vitoria hubo un equipo con un ritmo de competición claro y otro que está contra las cuerdas, pero juega en casa con su gente. Nos falta madurez y saber que aquello no iba a ser fácil. Cuando subieron dos marchas, nosotros no lo hicimos. Contra el Madrid y Joventut no tuvimos acierto, en Badalona no supimos saber qué no había que hacer».
El parón por las Ventanas: «Los resultados dirán si ha sido bueno o malo. Llega a todo el mundo. Lo importante es cómo vuelves».
Jugadores que tuvieron que salir en verano: «El mensaje de que el equipo estaba mal hecho estaba asumido y asimilado. Eso no ayuda. No se regía por unos parámetros habituales. Uno de los problemas que hubo la temporada pasada, y avisé al club, es que los jugadores a falta de un mes ya tienen la cabeza fuera. Además de la lesión de Abromaitis y Suárez. Eso ellos ya lo intuían. Para que la cocina vaya bien, debes tener un montón de cosas, no jugadores del mismo perfil. Les dije que iban a hacerlo muy bien porque son jugadores de primer nivel».
Evolución en el cuidado del balón: «Hay que ser justo. Si un equipo te aprieta más o menos. Con Betis y Granada, que son los equipos que más posesiones tienen, tiene mérito dejarles en buenos números porque tienes que defender más veces».
Reparto de minutos: «Lo de Osetkowski el otro día fue por el problema de Melvin; la diferencia con Granada no fue real. Dylan hizo un partido extraordinario ante Maye. También tuvo minutos Djedovic. Will y Jonathan tienen menos porque todos no pueden jugar veinte minutos. No salen las cuentas. Depende de los partidos y las sensaciones. No tanto de la semana porque no tengo queja de ningún jugador. Estoy muy contento con Jonathan y con Will, el mejor que se vio en Mónaco fue a partir de noviembre. Tiene mucha experiencia. Con su edad le puede costar más que los demás, pero que en el día a día es espectacular; clave aunque no juegue en muchas cosas: en la química de equipo, que todo vaya encajando, y él lo hace».
Barreiro: «Me preocupa la gestión del chico. Pero también es verdad que en Girona iba a ser complicado que jugara, porque lo normal es que estuviese Djedovic con Garino. Jonathan no es un buen emparejamiento para él. El próximo paso es que cuando entre lo haga bien; pues en lugar de preocuparte que lo haga bien contra el otro equipo, es a ver qué hace el otro equipo. Ahí es cuando él se tiene que quitar las dudas».
Carácter del equipo: «Tenemos jugadores que hemos visto que son capaces de poner un listón de dureza alto. Diría que hemos pasado tres exámenes donde solo cumplimos contra el PAOK. Es un equipo con carácter. Hay que verlo en exámenes mayores, sobre todo fuera de casa».
Carter: «Tiene 24 años. Es un crío. Con la faringitis se tiró cuatro días en casa. Tiene mucho talento, y defiende mucho cuando quiere porque se pone a competir. Fue una decepción contra el Joventut porque pide el cambio por cansancio, le dijimos que saliera a los treinta segundos porque estaba dominando. Sale sin energía y nos meten siete puntos contra él. Es inmadurez».
Se ha recuperado al Carpena: «Es una de las claves. Cuando le das algo, la gente lo recoge. Hay que dejar a la gente que tenga ilusión, euforia, critique; eso es mucho mejor que la indiferencia y dejadez. Sabemos de dónde venimos, y que estamos en construcción. Esto se va haciendo poco a poco, también los rivales. No es fácil ganar en Liga Endesa. Aunque parezca por los resultados que vamos sobrados, no es así. Hay mucho seguimiento al equipo y deporte en general. No sé si genera tanto para que haya tantas noticias y programas. Hay que hablar y creo que es bueno. Me parece excepcional que la gente critique. Nunca he tenido dudas que Málaga es una ciudad de baloncesto, igual que en Vitoria. En cuanto le das un poco, la gente se engancha. Hoy no hay tantas cosas que te alegren tanto«, finalizaba Ibon Navarro.