El Unicaja disipa las dudas con una victoria arrolladora ante el Coosur Betis (106-60), por lo que puede engancharse a los puestos de Copa del Rey. Un triunfo solvente y que llama al optimismo para lo que se viene. En una versión de nuevo regular, basado en un ritmo altísimo donde los hispalenses se vieron superados a partir del segundo cuarto, tocados a partir de la lesión de Shannon Evans a tres minutos del descanso, aunque después reapareció. Todas las victorias del curso, la tercera en Liga Endesa, siguieron la misma hoja de ruta: provocar el desbordamiento del rival a partir de un listón de energía muy alto. Un derbi andaluz colorido de verde y morado en un Carpena con un agradable aroma de baloncesto.
Y es que los verdiblancos pagaron los platos rotos después de la oportunidad que se escapó en Badalona. Los malagueños se gustaron, de un nuevo con un rendimiento coral; y que sirvió para enchufar a algunos jugadores algo cuestionados en el arranque de curso: Barreiro, Perry o Will Thomas; además con el mejor Ejim que se ha visto en Málaga. La mañana se redondeó con los primeros minutos oficiales de Saint-Supery. Fiesta por todo lo alto en un Carpena que contó con 8.030 espectadores; magnífica entrada y una de las mejores noticias de la mañana. También resaltar el emocionante minuto de silencio por José María Martín Urbano.
Una durísima batalla desde el salto inicial, con dos equipos jugando muy al límite en lo físico. Brega, contacto; síntoma de la trascendencia de este partido para ambos. Hasta trece faltas en el primer cuarto, dos antideportivas y un Palacio de nuevo encendido con el trío arbitral. No es noticia viendo los precedentes. En lo deportivo, un 23-19, con buenas acciones de Brizuela y Perry, los más destacados en los malagueños. Sin encontrar esa fluidez, pero una toma de contacto esperanzadora. Un derbi con todas las letras.
Kravish y Barreiro establecían la máxima y primera ventaja considerable del choque (30-19). Elocuente felicitación de Ibon Navarro al gallego tras anotar un triple. Puño en alto y Casimiro, ovacionado en la presentación, tenía que parar el partido. No obstante, Jeremiah Hill, el más inspirado en los béticos, sostenía a su equipo. Los verdes reaccionaban con un pequeño acercamiento de los hispalenses, en cuadro a partir de la lesión de Shannon Evans. La gran estrella del Betis se echaba a su rodilla izquierda tras un mal apoyo. Los rostros de dolor y el no poder apoyar esa pierna auguran una lesión grave de una de las grandes estrellas de la Liga Endesa.
El Unicaja aprovechaba estos minutos para dejar muy encarrillado el partido al descanso (53-30). Emergió la figura de Melvin Ejim, autor de 15 tantos y 23 de valoración; progresión de MVP de la jornada. Los verdes encontraron claridad en el aro rival, también nutriéndose desde la personal. Y un Betis que parecía haber dimitido de este derbi, más pendiente de en qué queda lo de Evans. Primera parte plácida, fruto de ello es el 59.4% en tiros de campo. Cara opuesta con lo que se vio en Badalona.
Pero Evans reaparecía en la segunda mitad, cuando veinte minutos antes ni siquiera podía andar. Todo quedó en un susto. Lo que no se podía remediar es la avalancha cajista. Djedovic, inédito hasta ahora, y Kalinoski terminaban de desarbolar al Betis (63-33). Sin embargo, nada de bajar el ritmo: el Unicaja seguía haciendo sangre, la mejor manera de respetar al rival, eso se suele decir. El tercer cuarto daría a su fin con un escandaloso 79-45.
Y un último cuarto obviamente que sirvió para hacer probaturas y ganar rodaje, pero la sensación es que si se pisaba el pie, el Betis podía irse de Málaga con un destrozo aún mayor. Minutos que podrían ser útiles también pensando en el average general, quién sabe si será necesario recurrir a él para estar en la Copa o playoffs; máxime con la igualdad que vuelve a haber en Liga Endesa. El Carpena reclamó la entrada de Mario Saint Supery, e Ibon Navarro le iba a dar los últimos cinco minutos de partido, cuando el Unicaja doblaba en el marcador a su rival (92-45).
Fue el culmen de un partido que acabó con varias olas de la grada. ¿Hace cuánto no se veía una estampa similar en el pabellón? Se caía con los tiros libres que anotaba Mario Saint Supery al final, quizás lo más reseñable en el tramo final, más allá de un marcador que pasó a un tercer plano (106-60).