No es noticia ver una imagen tan sonrojante de este Unicaja. Injustificable la imagen de los malagueños esta tarde en el Coliseum ante un San Pablo Burgos que tampoco necesitó tanto para apalizar a los verdes. Adiós a la décima plaza, antes era virtual y ya es matemático. Los de Ibon Navarro partían con todo en contra antes de la cita, pero no es excusa; y más jugando ante el colista de la competición. Contando los días para zanjar esta horrible temporada, una semana que se va a hacer larga en Los Guindos.
El Unicaja aguantaba el primer chaparrón burgalés, liderado por los fichajes Clemmons y Lalanne. Los de Ibon Navarro solo concedían mediante rebote ofensivo o pinceladas de Jarell Eddie, esa versatilidad y físico hacía mucho daño a los verdes. Ritmo anárquico, con poco acierto en ambos lados de la pista… hasta que apareció Bouteille, el nombre propio en el ataque cajista, encendido el francés y asumiendo tiros con mucha confianza, además de Kravic, pitado en el Coliseum por su pasado en Burgos. El primer cuarto finalizaría con un 21-23, con 15 puntos que llevaban la firma de Bouteille; y un partido que aumentaba su nivel con el paso de las posesiones.
La segunda unidad de Paco Olmos (Nnoko, Marc García y Salash) ponía un parcial de 7-0, lo paraba Ibon Navarro para arengar y dar un toque a los suyos. Desatascaba a los malagueños Cameron Oliver desde la esquina (30-26), ya recuperado de su proceso vírico; Barreiro no se vistió por esos problemas en el tórax. Sobremotivado Kravic ante sus ex, más protagonista que de costumbre pero sin poder frenar dos bestias como Lalanne y Nnoko. Con la sensación de que Unicaja era demasiado endeble para imponerse en un escenario así; además con un San Pablo Burgos que imponía un ritmo más físico con un Anthony Clemmons que ya sumaba 18 puntos. Descanso con una ventaja cómoda para los locales (46-37), cumpliendo hasta ahora los pronósticos.
Tras el paso por los vestuarios, guion similar: el Unicaja con un claro déficit de dureza, también por méritos de los burgaleses. Los malagueños, otra vez a remolque con una desventaja que rondaba los diez puntos. Rabaseda colocaba el 56-43 en el ecuador del tercer cuarto; Nzosa sumaba fallos debajo de canasta y los azulones castigaban, demasiadas dudas en los de Ibon Navarro. Bouteille daría esperanzas a su equipo, aún sin lograr algo de continuidad en ambos lados de la pista. Demasiado solo el francés y el Unicaja decía casi adiós a las puertas del último cuarto (68-54).
Salash provocaba el éxtasis en Burgos y un marcador que empezaba a hacer pupa (74-54). Suplicando el final de partido, otra vez el equipo dejándose llevar; con nula tensión competitiva para al menos sacar algo de orgullo (80-58). Se lo pasaban bien en el Coliseum, no es para menos: su equipo se mete en la pelea por la permanencia y deja más hundido aún a los verdes. Una ventaja que se iba a cocinar hasta el final (89-74).