Darío Brizuela volvió tras su lesión en el cuádriceps de su pierna izquierda. Ibon Navarro lo estuvo reservando para un partido crucial, y ayer fue ese día. Los cajistas se jugaban el primer puesto del Grupo K contra el AEK: una «final anticipada» en la BCL. En el último partido contra el Barcelona los malagueños echaron de menos al escolta; sobre todo su verticalidad y la capacidad de generar en el uno contra uno. Si hubiese estado disponible para el técnico vasco podría haber sido determinante para que el resultado hubiera sido diferente.
En las grandes citas Brizuela no suele fallar, y ayer no fue una excepción. La ‘Mamba Vasca‘ fue el mejor de su equipo en la primera mitad, donde tuvo muy buenas acciones y aporto un plus de energía a los suyos. Asimismo, fue el máximo anotador de los cajistas a la conclusión de la primera parte. En los segundos veinte minutos apenas aportó, pues apenas salió del banquillo para poder ayudar a los de verde y morado.
Darío esta temporada se está encontrado mucho más cómodo consigo mismo. El escolta ha aceptado el rol de salir desde el banquillo y aportar puntos en los minutos que esté en pista. Se ha convertido en una máquina anotadora que Ibon ha sabido dirigir. Ejemplo de ello es lo que vimos en Badalona en la Copa del Rey. Fue uno de los jugadores más determinantes aunque, a día de hoy, todavía está en proceso de recuperar ese nivel de juego.
