El fútbol, como la vida, es ensayo y error. Es así, nos equivocamos prácticamente a diario. Con nuestros amigos, con nuestros familiares, en el trabajo. Al fin y al cabo lo verdaderamente importante, al menos desde mi humilde punto de vista, es aprender de los errores para por lo menos no equivocarte cada semana en lo mismo. Es así como ha comenzado el Málaga en campeonato nacional de Liga, ensayando y fallando. El equipo de Juande Ramos acumula cuatro jornadas sin vencer y ya se ha situado en la zona triste de la clasificación. Esa que no te deja dormir bien por las noches y que te hace pensar durante el día.
Juande debe pensar y mucho. Corregir los fallos en defensa para intentar que los malaguistas al menos sean capaces de dejar la portería a cero una jornada. El equipo no recibe muchos remates pero ha encajado goles en todos los partidos, precisamente por repetir errores en defensa. Fallos en las marcas, distancia entre líneas, exceso de confianza en balones divididos. No avanzan. El manchego, además, ha entrado en el circulo vicioso de no saber qué decir en sala de prensa y eso le lleva a cometer errores también allí. Jamás, jamás un equipo con Camacho, Juanpi, Fornals, Jony, Keko, Chory, Sandro y alguno más; puede estar falto de calidad. Ese lamento no es negociable.
La semana va a dejar dos partidos en cinco días. El tiempo para corregir errores es muy limitado y la lista amplia. Me gusta decir mucho que “se gana o se aprende”, pero lo cierto es que hay que ir pensando en aprovechar lo segundo para conseguir lo primero. Vuelvo sobre mis pasos en este texto e insisto. El fútbol, como la vida, es ensayo y error, pero también es competición. El Málaga se tiene que poner las pilas y empezar a carburar antes de que se haya metido en un lío de los que luego pasan factura.