Se suele decir que la mente ociosa es el lugar donde danza el diablo. Y qué razón tiene el dicho. En una semana en la que, por el parón de selecciones, no ha habido Liga, la mente de muchos se ha puesto a pensar en otras cosas, y claro, hemos llegado al jueves y del encuentro del Valencia se ha hablado poco o nada. Han sido unos días para hablar de comunicados, de ida y vuelta, de lecciones de malaguismo, de algunas medias verdades que salen a la luz y de los famosos tweets del jeque que no van a ninguna parte más que a la memoria caché de los ordenadores y móviles de los malaguistas que le siguen en redes sociales.
Pero yo me he hecho una promesa a mí mismo. Darder es pasado, como lo son todos los jugadores que ya no están. Por eso voy a centrar estas líneas en el partido ante el Valencia de pasado mañana. Yo tengo ganas de ver a la pareja Pablo-Camacho. Es, con diferencia, lo que más me ilusiona del partido en Mestalla. El regreso de un jugador como el maño es una gran noticia, su porcentaje de victorias con el Málaga es bastante alto y su empaque y presencia en el centro del campo dan mucho juego. Hace ya más de seis meses que no le vemos vestirse de blanquiazul en un partido y el poder verlo en breve ilusiona a la afición, que incluso llegó a pensar que sería vendido en verano (hubiese pasado de no ser por la lesión) junto a los demás.
Al regreso de Ignacio Camacho hay que añadirle el guiño que supone que un nuevo canterano haya dado el salto. Es el chico nuevo en la oficina, el nombre de moda y escuchando a sus compañeros, me atrevería a decir que Fornals es el novio que todos los padres y madres de Málaga quieren para sus hijas. Yo lo quiero ver en el centro del campo, con libertad y acompañado por uno de sus ídolos.
Además a todo esto hay que añadir el regusto que siempre deja en Málaga, desde hace un tiempo, el ganar al Valencia. No es una plaza fácil, en Mestalla el Málaga ha sido atracado, goleado, humillado y superado en muchas ocasiones. Ya es hora de ganar y pescar ahora que por fin muchos valencianistas se han dado cuenta de que Nuno es una de las grandes mentiras de los banquillos portugueses que tan de moda están.