La afición del Málaga no es tonta. Acusar con el dedo está feo, al menos eso me enseñaron en el colegio donde aprendí las primeras lecciones de la vida. El fútbol enseña muchas de esas lecciones, que luego son aplicables a la los quehaceres diarios y a otros aspectos de la misma, aunque la vida y el fútbol, en sí, no se parecen tanto. Me vengo a referir con todo esto a que casi siempre pagan justos por pecadores y que Javi Gracia se va a comer este marrón de plantilla que han confeccionado otros que ni siquiera están aquí cerca, ahora mismo, para ver su obra. Es evidente que el navarro, como entrenador, tiene su porcentaje de culpa y que sus alineaciones y cambios no están siendo todo lo efectivos que podrían ser.
El navarro no es el culpable de la plaga de lesiones que ha afectado a los dos pilares básicos del equipo. Tampoco es el culpable de que cuando se tenía atado a Bastón o Guerra, desde arriba se decidieran a traer a Duje Cop, cuyo inicio de temporada nada tiene que ver con el de verano. Tampoco es el culpable de que el jugador más creativo de la plantilla en el centro del campo tenga 35 años y no haya recambio con la suficiente calidad o experiencia. Sé que al leer ustedes esto, habrán pensado en Juanpi o Fornals, alguno incluso en Espinho. Juanpi no termina de dar ese paso y no me vale como excusa que no tenga continuidad porque en verano sí la tuvo. Fornals no tiene que ser el encargado, con tan solo 19 años, de salvar a un equipo falto de alma y chispa. La solución tampoco está en subir a cinco canteranos de una sentada. Por supuesto que Ontiveros o Kuki podrían dar otro aire al equipo, pero no tienen que ser señalados como los salvadores de una plantilla coja y falta de calidad. No es la solución porque si no consiguen que el equipo gane, el vestuario se habrá convertido en un polvorín de gente descontenta, desanimada o frustrada y eso sí que sería ya insalvable.
Entiendo, pero no comparto, el cabreo de un pequeño sector con el entrenador. O Gracia gana en Cornellá o su cabeza rodará junto a la de otros infaustos entrenadores, y no es el lugar que merece el navarro. Termino con una reflexión de esas que me hacían cuando yo estaba en el colegio: “Cuando señalan a la luna, el tonto mira el dedo”, no miren el dedo, miren la luna y exijan porque por muchos comunicados que hagan, el Málaga es su afición y como ya decía… La afición del Málaga no es tonta.