Por primera vez en varias temporadas, el Málaga tendrá mejor equipo, a priori, que la temporada pasada. El equipo de Martiricos ha vivido un verano tranquilo, salvo el susto final de los dos últimos días con la salida en falso de Ignacio Camacho que acabará liderando el proyecto una temporada más. Después de la desolación que tuvo que sufrir Schuster viendo salir uno por uno a todos los cracks en el verano de 2013, la traumática venta de Willy Caballero en 2014 y el desalojo que vivió el vestuario blanquiazul el curso pasado con las salidas de los Samus, Juanmi y la terrorífica venta de los derechos de algunos futbolistas de nivel, ha tocado respirar tranquilos durante tres meses.
Juande Ramos tiene un equipazo. El manchego ha tenido la suerte de poder vivir en sus carnes los grandes movimientos de Arnau en este periodo estival. Jugadores como Keko, Jony o Sandro eran inaccesibles desde aquel famoso año de la Champions y ahora han elegido venir a La Rosaleda por delante de otras propuestas. El entrenador malaguista tiene una caterva de talento a su servicio y ahora solo es cuestión de tiempo que consiga hacerla funcionar. No puede haber excusas. El malaguismo no va a exigir nada, pero no se va a conformar con lo visto en estas dos primeras jornadas de Liga. A pesar de todo, Juande sigue con la mosca detrás de la oreja por la no llegada de un delantero que completara el ataque malaguista.
No tiene motivos para estar molesto. El mejor Málaga de los últimos años ha sido puesto en sus manos. Ahora será Juande quien tenga que demostrar de qué pasta está hecho y transformar las palabras en su presentación como entrenador en hechos. Tendrá el apoyo y la ilusión de todos, de eso no va a faltar.