Es una verdad como un templo que rectificar es de sabios. Pero añado yo que más de sabios es no equivocarse. Y, por desgracia, visto lo visto en las ocho jornadas que llevamos de Liga, el entrenador del Málaga no termina de acertar con sus planteamientos iniciales. No ha habido un encuentro en el que no haya tenido que cambiar en la segunda mitad de sistema o de jugadores para arreglar el desaguisado de los primeros 45 minutos.
Recuerdo que salvo el encuentro ante Osasuna, en el resto de partidos el Málaga siempre ha ido a remolque en el marcador. Que sí, que es verdad que en la mayoría de ocasiones han sido errores individuales. Pero no es menos cierto que luego no ha habido capacidad de respuesta hasta que han llegado los cambios. Aunque no siempre resultan efectivas esas modificaciones.
Lo que está claro es que Juande sí está demostrando tener una gran lectura durante los encuentros. Sólo así se explica que el equipo blanquiazul sea el que más puntos ha sumado de la Liga -hasta 7- en los últimos 20 minutos. Eso habla muy bien de la condición física y de la actitud de los futbolistas, que no se rinden nunca. Pero no es menos cierto que ese ritmo no aparece en los compases iniciales, lo que unido a los fallos garrafales penaliza sobremanera al Málaga.
Es de desear que Juande, además de saber rectificar sobre la marcha como un sabio del fútbol que es, también sea capaz de encontrar la fórmula para no tener que improvisar a la desesperada en busca de una remontada, en ocasiones imposible.
Lo dicho, rectificar es de sabios, pero más de sabios es no equivocarse.