Seguro que habéis visto unas cuantas veces Toy Story o, al menos, habéis oído hablar de esa película en la que los juguetes cobran vida mientras ven cómo su dueño, un niño de corta edad, pasa de jugar con ellos a todas horas a dejarlos completamente abandonados conforme se va haciendo adulto. Eso hasta que se da cuenta de que despiertan una enorme ilusión en una pequeña, quien finalmente los vuelve a disfrutar con la emoción de quien los aprecia de verdad.
¿No os parece que esta historia se asemeja mucho a la de Al Thani con el Málaga? Se encariñó con el equipo, invirtió lo que ningún empresario malagueño se había atrevido en la historia, lo llevó a la Champions, plantó un árbol con la Unesco para la Academia, e incluso ganó un concurso para hacer un puerto deportivo en Marbella que sería la envidia de todas las marinas. Pero un día, apenas dos años después, se aburrió de todo y lo dejó arrinconado en el baúl, sin volver a disfrutar de él, sin demostrar el más mínimo aprecio.
Ahora el jeque tiene la oportunidad de que ese “juguete” que para él ha sido el Málaga pase a otras manos, a otros propietarios que lleguen con ilusión, que quieran disfrutar de él, que le saque el máximo provecho. Se habló en su día de Banderas, incluso de rusos. Ahora parece que es un grupo inversor chino el que lo quiere.
Claro que cuesta desprenderse de lo que a uno le ha hecho feliz, aunque sea por poco tiempo. Pero no hay que ser egoísta. Si ya no lo usas, ¿no estaría bien que otro lo pudiera disfrutar? Y, ojo, que no hace falta regalarlo o donarlo. Te están diciendo que te lo compran incluso a mejor precio del que tú lo adquiriste y que se van a preocupar muy mucho de cuidarlo. Si de verdad quiere al Málaga, Al Thani debería hacer como Andy en Toy Story, dar un paso al lado y dejar que otro haga que el “juguete” vuelva a cobrar vida.