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Valcarce: «Nunca imaginé lo que cambiaría mi vida el día que vi en la tele el Málaga-Terrasa»

El lateral que sumó casi 250 partidos como blanquiazul consiguió dos ascensos y vivió la época de la UEFA con Joaquín Peiró

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Joaquín Peiro da indicaciones a Valcarce
Joaquín Peiro da indicaciones a Valcarce

Casi 250 partidos con el Málaga CF. Su único club más allá de su etapa como canterano en las categorías inferiores del Real Madrid. Dicen que el destino pone señales a lo largo de la vida. En su caso una ciudad: Málaga. Desde pequeño ya la conocía, soñó con jugar en La Rosaleda y así fue. Todo estaba escrito. Llegó casi por casualidad. Su destino era Badajoz, pero aterrizó en la capital de la Costa del Sol. Y es que mientras veía en casa de Petón la tarde ‘mágica’ de Guede y compañía ante el Terrasa, algo cambió para siempre. Ese ascenso a Segunda División hizo que acabara en Málaga. Su casa. Cosas del fútbol.


Le tocó vivir un Málaga cercano, terrenal y de todos. El de Joaquín Peiró. Grandes años de fútbol. Ascenso, Intertoto, UEFA y miles de anécdotas por el camino. De los mejores recuerdos para una generación que creció con Movilla, Sandro y compañía. Una lesión le dejó en Málaga cuando tenía pie y medio en el Atlético de Madrid. Un mal trago, pero que le permitió vivir más tiempo en la ciudad de vida. Sus últimas galopadas como blanquiazul también acabaron con un ascenso ya con Muñiz en el banquillo. Un círculo cerrado. Llegar y ascender, colgar las botas y ascender. Vicente Valcarce, uno de los mejores laterales izquierdos de la historia del Málaga CF concede una extensa entrevista para Radio Marca Málaga.

Cómo se gestó tu llegada a Málaga. «Son las circunstancias del fútbol. Si todo dependiera de ti sería más fácil ser futbolista. La realidad es que dependes de muchos factores: de tu vida, que te salgan bien las cosas en un momento dado o de que alguien apueste por ti. Eso fue lo que afortunadamente me pasó en el año 98 cuando ficho por el Málaga. Estando en la cantera del Real Madrid, mi camino era para Badajoz porque en ese momento, José Antonio Martín Petón, defendía como buen representante mis intereses. Pero un día con él viendo la televisión en su casa, estábamos viendo un Málaga-Terrasa; el club estaba en ese momento en 2ªB y me dijo que iba a intentar llevarme para allá si ascendían a Segunda. Ni me imaginaba lo que podia llegar a suceder, pero se dio. De esas circunstancias hablo. Al final si una no se da, mi futuro habría sido otro».

Valcarce avanza ante la presión de Luis Figo

Málaga, una ciudad soñada. «Mi padre, por suerte, era ingeniero de caminos y trabajaba en Almogía del 94 al 98 y los veranos los pasaba con él. Muchas veces me quedaba mirando a La Rosaleda cuando pasaba por el puente. Luego siendo profesional me atraía mucho la ciudad, el club, etc. Luego el destino nos juntó. Vivir aquí es la felicidad: calidad de vida, te maravilla desde primera hora. Entonces lo tuve claro. Tener esa posibilidad y hacerlo de la mejor manera posible: jugando aquí diez años seguidos. Nada más llegar, sabía que llegaba a un gran club en Segunda A, siendo además recién ascendido. Todavía estaba un poco verde, aunque desde el primer momento ya sientes la profesionalidad, que no te das cuenta cuando estaba en mi etapa de formación.

No llegas solo a Málaga, te acompaña una hornada de canteranos del Real Madrid… «También Javier Artero, gran amigo mío. Llegó un año antes que yo, también de la cantera del Real Madrid. Ellos me dieron una grandes referencias del club. La sorpresa es que llegas y te encuentras un ambiente familiar que supimos mantener cada día, fomentado por Joaquín Peiró, que estuvo cinco años con nosotros. Con él como capitán general y referencia. Fernando Puche de presidente, al que también le guardo un gran cariño. El Málaga con ellos podía haber sido un club grande de verdad, aunque por aquellas fechas era vendedor y así iba tirando para adelante. Muchos jugadores éramos jóvenes, que cuajamos y maduramos aquí: Movilla, De los Santos, Rufete, Catanha, Édgar, Contreras, Fernando Sanz, Rojas; los veteranos que ya estaban: Bravo, Larrainza, Roteta. Complementaban al equipo de maravilla. Se me ponen los pelos de puntas al pensar lo que disfrutaba en ese vestuario. Aquella fue otra época muy diferente a esta».

Foto de familia del Málaga CF

Joaquín Peiró, el mito. «Era uno de aquellos entrenadores que triunfan por saber manejar un vestuario. Vicente de Bosque, que no me entrenó pero si fue mi educador, es un perfil parecido. Sin complicaciones ni meterse en lios han sabido manejar las cosas. Cada uno con lo suyo: Darío (Silva) con sus historias, Dely Valdés, Édgar, etc. Ahí estaba la clave del éxito. Éramos un equipo que se lo pasaba muy bien cada día.

El ascenso de la 98-99, ¿tu mejor momento deportivo? «Sin duda. Si tuviera que quedarme con uno de esos 10 años, nada como esa estampa: junio del 99. Fue muy especial cómo el club y la ciudad vivieron aquello. Había pasado muchos años en primera previamente, la refundación. Aquello se cogió con unas ganas e ilusión tremendas. Málaga tenía muchas ganas de fútbol. Ha sido lo mejor que he vivido aquí».

Muchos años en un sitio. Hombre de club. Hoy día es difícil. «Con alegría porque en el fútbol de hoy, el profesional vive con la maleta preparadas. No hay cosa que haya podido agradecer más que haber podido estar los diez años de profesional aquí. Soy y he sido muy feliz en Málaga. Porque no es solo entrenar e ir a casa, es vivir tu estilo de vida en ese sitio, formar una familia. Mis mujer y mis hijos, malagueños todos. Todo ayuda para rendir luego al 100%.

Se te ve muy emocionado al recordar toda esta etapa. «Lo que he vivido ojalá lo pueda experimentar mi hijo Alejandro. A su manera. La máxima ilusión es poder ver a este equipo gobernado por gente honrada, honesta, y que el Málaga pueda ser lo que pudo ser y no fue, y que aún tiene tiempo para hacerlo».

Una lesión que te cambia la vida. «Fue triste y duro. Supuso un antes y después en mi progresión. Nunca fui el jugador que era antes de aquello, lo tengo claro. Pude seguir jugando seis o siete años, hacerlo aquí, tranquilo. Me pilló en el mejor momento de mi carrera. Cambié el chip muy rápido. No quería mirar atrás y me dedicaba al día a día. Mientras mi rendimiento sirviese para seguir jugando, y mi condición física sobre todo, iba a seguir, pese a quedar mermado de la rodilla. Es una lesión que te recuperas, pero me costó especialmente. En 2008 sí que noté que mi físico ya flojeaba y uno tiene que ser honrado y decir ‘basta’, un paso difícil para el futbolista. Es difícil asimilar que se acaba la rutina de ir al vestuario y entrenar. Para mi fue una transición».

Vicente Valcarce junto a su hijo Alejandro durante la entrevista | Jorge López de Ahumada

Sin ella, hubieses ‘volado’ de Málaga . «El Átlético estaba interesado por Petón (risas). Sé que habría salido porque otros chicos se marcharon por las necesidades del club. Recuerdo una mesa con Fernando Puche, que estuvimos discutiendo sobre mi futuro, y me dijo que no salía ni por todo el dinero del mundo. Podía haber sido uno de los que sí se marchara. Las aspiraciones del futbolista nadie te las van a cambiar. Si llegaba un club predispuesto al final se llega a un acuerdo».

El gol en el Camp Nou. «Era en un momento difícil de la temporada. Llegábamos colistas. El vestuario confiaba por aquel entonces en el entrenador. Salimos allí como otro partido cualquiera. Tuvimos la suerte de ganar 1-2 en ese campo tan especial, y tener además la oportunidad de marcar fue increíble. No supe qué intención tenía. Me salió picar un poco la pelota y salió bien. Hay que creérselo cuando eres joven, y aquel día fue una de las fechas que se te graban».

Valcarce celebra el gol en el Camp Nou

Otros grandes momentos de blanquiazul. «Tuve la suerte de estar en la Intertoto, un ascenso más y jugar la Copa de la UEFA. Vivimos aquello con mucha intensidad, recuerdo que el año de la Uefa el vestuario tenía la sensación que todo sale. Íbamos al campo del Leeds, a cero grado, y ganamos. El día del Boavista fue cruel, si pasamos esa eliminatoria se habría conseguido algo grande».

Anécdotas en el vestuario. «Sandro era muy bromista, el que animaba el cotarro. Las pretemporadas eran magnificas, las comidas de equipo; etc. Vivir la ciudad entre nosotros, con las familias era increíble. Joaquín (Peiró) un día pasó a las dos de la mañana por una habitación y se encontraba a grupitos jugando a las cartas. Darío Silva rendía porque no dormía (risas). Cuando siento que guardo un gran recuerdo de todos ellos es porque algo había en esa plantilla. Darío Silva, por ejemplo, pese a su accidente, es un tipo al que admiro.

Compañeros con más talento. «Amoroso era espectacular. Entrenar con Sandro era una maravilla, con el déficit del físico. Si tuviese con quedarme con uno diría Édgar, tenia unas condiciones tremendas y tuvo una lesión parecida a la mía. Quizás no se le trató tan bien en el club cómo merecía».

Rufete abraza a Valcarce tras el gol en el Camp Nou, en el fondo Catanha

Un entrenador. «Le guardo un gran cariño a Joaquín Peiró. Fue el primero que tuve. También Juande Ramos, que sacó lo mejor de mí. Y Tapia es el que ha sabido exprimir a cada uno, puro estudioso. Con Muñiz jugué menos porque ya estaba en decadencia».

Un once histórico de jugadores con los que haya compartido vestuario. «Diría casi todos de la primera gran época: Contreras en la portería, Rojas en el lateral derecho, Bravo y Fernando Sanz centrales, yo lateral izquierdo por supuesto, un trivote con Sandro, de los Santos y Movilla; y arriba Darío, Dely y Catanha. Tambíen Rufete. Es difícil decir once (risas). Dely Valdés era un tío diez. Éramos todos muy buenos en aquella época».

Colgar las botas. «Para mí fue fácil. Cómo lo tenia claro, el proceso fue sencillo. Las exigencias en Primera son superiores. El problema está en forzar las situaciones. A lo largo de mis años, había problemas de deuda; y todos queríamos lo mejor para el club. En mi caso ha sido particular porque perdí dinero estando aquí, y luego lo compensé trabajando de delegado».

1 COMENTARIO

  1. Viví el partido de Leeds en vivo y aunque disfruté la victoria no disfruté el partido porque estaba deseando que acabase y pasar la eliminatoria. Yo por entonces vivía en York y me regalaron la entrada. Fue una noche que no olvidaré nunca. Grandísimo partido!

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