Es real. Como la r de Ramón y Rahmani, los goleadores del Málaga ante el Fuenlabrada. Los boquerones suman ya 25 puntos y la mitad del trabajo cubierto. Pero viendo su comportamiento, su capacidad de adaptación a cualquier estilo que proponga el rival, quién puede conformarse con ese objetivo. Con los pies en el suelo y con la misma humildad, las rotaciones funcionaron, el sistema ahogó al rival y permitió las alegrías en ataque con las que llegaron los dos goles. Es una victoria de estima ante un Fuenla que no había perdido en casa y que mostró demasiada agresividad.
No es que fuera una discoteca, pero el ritmo del Málaga lo hubiera pinchado con gusto cualquier DJ. Con Joaquín y Rahmani desplegados en las alas, con Chavarría peleando sin cesar, y con éxito, con los centrales, los de Pellicer llegaban con facilidad a los dominios de Pol. Primero lo intentó Jozabed, titular tras sus buenos minutos ante el Lugo, desde fuera del área. El remate se marchó rozando la escuadra. Después, fue Rahmani quien a punto estuvo de estrenar el marcador. Su disparo en carrera superó al portero, pero casi en línea de gol apareció milagroso Juanma para despejarla.
Ese motor turbo que mostraban los malagueños durante el primer cuarto de hora lo intentaron frenar en seco con continuas faltas y simulaciones de agresiones los Ibán Salvador y compañía. Impotentes se encontraban ante el buen posicionamiento del equipo, con Mejías, sorpresa en el lateral diestro, anulando a Mula y a Pinchi.
El gol tenía que llegar por merecimiento. Y llegó en el minuto 36. Con Joaquín, un puñal como extremo, centrando al segundo palo donde apareció libre Rahmani para cabecear a las mallas. Justicia, al fin, ante un Fuenla decepcionante por su estilo de juego, permitido por el árbitro, Galech Apezteguía.
Sin argumentos para neutralizar el juego de los boquerones, Sandoval revolucionó el once con tres cambios en el descanso. Su idea, sin embargo, no cambió. Mucha agresividad, a veces rozando el límite de lo legal, y balones en largo. En uno de ellos, Kanté sí que ganó en velocidad a Mejías, ahora central, y se plantó ante Juan Soriano. El meta sevillano se hizo enorme, por fin, y salvó el empate. Primer encuentro que deja su portería a cero.
Poco o nada se jugó en la segunda mitad, donde las acciones subterráneas predominaban más que el toque. Algo que, sin duda, benefició a quien evitaba esos contactos, un Málaga que no amenazaba a Pol pero que tampoco sufría en exceso. Y en esas, a cinco minutos para el final, llegó la sentencia. Pulido arriesgó en la salida de balón, resbaló en el momento más inoportuno y Rahmani se lanzó a degüello hacia la portería. Su disparo fue rechazado por Freixenet pero con la fortuna de que Ramón apareció para empujarla con calidad. Con el beso al escudo selló el triunfo del Málaga en Fuenlabrada. Son ya 25 puntos, la mitad de los necesarios para la permanencia.
Ficha técnica:
Fuenlabrada: Pol; Iribas, Juanma (Pathe Ciss, 46′), Diéguez, Moi Delgado (Glauder, 46′); Cristóbal (Aguado, 57′), Pulido; Mula, Ibán Salvador (Franchu, 66′), Óscar Pinchi (Kanté, 46′); Nteka.
Málaga: Juan Soriano; Mejías, Lombán, Juande (I. Calero, 46′), Matos; Luis Muñoz (Quintana, 83′) , Benkhemassa; Joaquín (Ramón, 70′), Jozabed (Cristian, 62′), Rahmani; Chavarría (Orlando Sá, 83′).
