Ambiente de lujo en el Argüelles. La entrada fue espectacular. Se rozó el lleno en uno de los encuentros más atractivos del calendario. El UMA Antequera cae con honores ante el Barça. El vigente campeón de Liga se presentó a una cancha en la que el cuadro local se llenó de energías para presentarle batalla hasta el último instante. Así fue. La rápida diana de Dyego no desanimó a nadie. El ala brasileño no pudo tener un mejor regreso a la competición.
En uno de los primeros balones que tocó, fijó a su defensor en banda y, con su característica finta con el cuerpo, se orientó hacia su lado fuerte para ajustar un potente remate a la base del palo (1-0). Nada pudo hacer Conejo bajo palos. Tenía muchos jugadores delante dificultándole la visión. Una finalización reservada para una estrella de este calibre. Parecía que la tarde de fútbol sala iba a ir cogiendo una sabor muy amargo, pero empezó a mejorar con el paso de los minutos.
El plantel antequerano se asentó en la pista sabiendo cuáles eran sus puntos fuertes y cómo debía exprimirlos. Daniel Fernández apareció en una acción a balón parado desde el córner e inquietó a Dídac con un poderoso derechazo. Burrito salió desde el banquillo para aportar su veteranía en este tipo de encuentros de tanta exigencia. Al malagueño no le quema el balón en los pies y cuenta con la habilidad de leer lo que es necesario ejecutar en cada lance. Al contragolpe lo intentó dos veces.
Primero con un tiro raso que desvío con los pies el portero y, luego, no pudo dirigir a la red el esférico que quedó rechazado. El 1-1 sí subió al electrónico, en el minuto 11, gracias al ímpetu de Pablo Ordóñez. El 6 verde se adentró en el área y su disparo rozó en Dyego y acabó dentro. Una definición en la que contó con un poco de ayuda, pero que metió todavía más a los espectadores en la contienda.
El 1-1 se mantuvo hasta el cierre del primer tiempo. Ni locales ni visitantes lo modificaron hasta que Antonio asumió un papel protagonista. Dídac se sumó al ataque, remató con fuerza y el esférico se quedó en la frontal. Conejo salió a tapar y fue cuando el cierre jiennense estuvo muy atento para colocar el 1-2 después de un pequeño despiste defensivo. Este tipo de conjuntos aprovechan cualquier concesión por mínima que sea.
A la vuelta de los vestuarios y, con tiempo para tomar aliento después del esfuerzo realizado, el empate a dos tantos se resistió. Pablo Ordóñez se plantó solo delante de Dídac y le faltó confianza en su calidad a la hora de contactar con el balón. Optó por un chut al palo largo y le salió sin precisión. Unos instantes más tarde, el palo se convirtió en el verdugo de Pope. El jugador mallorquín se puso las manos en la cabeza en señal de frustración por no poder celebrar una diana que pudo ser muy importante.
En un lado no y en el otro sí. Esa fue la tónica del duelo en la segunda parte. Los guerreros universitarios lo dieron todo para devolver las tablas al luminoso y Antonio anotó el 1-3 en una precisa combinación con Pito. Se puso más difícil el reto de batir a este oponente y más cuando no había manera de contar con una pizca de fortuna. Davilillo apareció en el encuentro para dotar a la formación de Tete de mayor desequilibrio y su impacto fue inmediato. Pidió la pelota y levantó la cabeza para decidir qué ofensiva iniciar. Vio adelantado al guardameta, se tomó una pequeña pausa y decidió sorprenderlo con un espectacular zurdazo. El larguero evitó el 2-3.
Como ocurrió también antes, el Barça no perdonó. Ferrao transformó una pérdida en primera línea en el 1-4. Davilillo se quedó cerca de marcar desde una larga distancia, sin embargo, Miguel lo hizo para dotar de mayor emoción al tramo final. Lo que parecía un envío largo del capitán, terminó por ser un lanzamiento directo al fondo de las mallas. Dídac no se entendió con sus compañeros y, tras un bote en la zona de castigo, el cuero se alojó en la red (2-4). El rugir del Argüelles se acrecentó. Tete se mostró, una vez más, como un técnico valiente y arriesgó con el ataque de cinco con portero-jugador.
Jesús Velasco recurrió a sus especialistas defensivos para contener un recurso del juego muy bien trabajado por el equipo anfitrión. La circulación de la pelota comenzó a ser más rápida y precisa para encontrar un hueco por el que hacer daño. Davilillo, otra vez, tuvo el gol en sus botas. Lanzó demasiado fuerte por encima del travesaño. Una pena porque había tiempo para apretar por un punto si hubiera llegado el 3-4. Adolfo se encargó de ampliar más la diferencia (2-5) y dio por concluida la batalla en tierras antequeranas. Los tres puntos, de la 23ª jornada,
cayeron del lado del Barça, mientras que el BeSoccer CD UMA Antequera se quedó sin recompensa al buen partido realizado. El objetivo no cambia y, la próxima semana, la visita a Santa Coloma se antoja como clave para estar más cerca de una permanencia que se endurece más tras los triunfos de Levante y Córdoba.