«Vergüenza, orgullo y realidad blanquiazul»

La vida no es sencilla, más bien es todo lo contrario, y la propia realidad se empeña de forma tozuda y descarnada en demostrarlo. El tiempo pasa de forma inexorable pero los recuerdos y vivencias te marcan el carácter y la forma de ser. Lo que por desgracia están viviendo Raquel y Gallar estos días, lo experimenté hace ya casi cuatro décadas en los padres de mi primer amor, nuestra Estrella se fue apenas con dieciséis años estando yo cumpliendo el servicio militar.

Por supuesto nada es comparable, ni nada que escriba o comente ahora les servirá de consuelo a los padres del ángel que se les ha ido. Aunque me agradaría que supiesen que desde ya tienen un ángel que les acompañará de por vida y los ayudará el resto de sus días para bendecirlos y hacerles más fuertes en su fe, no importa cuál sea, y en su devenir diario.

Al menos yo lo creo así y de ese modo vivo e intento transmitir a mis familiares y amigos la fuerza que me llega desde su tribuna celestial, q.e.p.d. Por desgracia, este fin de semana luctuoso nos trajo otra noticia muy triste y luctuosa: para los malaguistas, el fallecimiento de Eugenio Lorente, nuestro magnífico Jefe de Seguridad en los tiempos de Fernando Sanz y antes de Serafín Roldán.

Eugenio supuso un ejemplo, como no ha habido otro en este club, nos ayudaba siempre y aconsejaba con educación y una humildad difícil de encontrar hoy día en el actual equipo de dirección del Málaga CF. Eugenio fue capaz de conseguir el respeto de lo que hoy denominamos la grada de animación y, en general, de todo el malaguismo en general.

Sufrió lo peor que puede sufrir un padre, la pérdida de una hija en las peores circunstancias posibles, ahora ya junto a ėl en su tribuna celestial. La tristeza me embarga por un buen hombre y extraordinario profesional además de un buen amigo, el malaguismo precisa de personas con esta capacidad, q.e.p.d, y más sinceras condolencias a sus esposa, familiares y amigos. No hay ninguna duda de que el malaguismo debería tributarle un reconocimiento que no se le dio en vida.

Volviendo a la actualidad, la jornada de la Copa del Rey se convirtió en un carrusel de emociones y decepciones al mismo tiempo. El Juventud de Torremolinos nos enorgulleció a todos durante todo el encuentro con el punto y final épico del pase a la siguiente eliminatoria eliminando a la SD Huesca en la tanda de penaltis. La fiesta verdiblanca en El Pozuelo, como no podía ser de otra manera, fue de las que hacen época.

El Málaga CF, por su parte, primero nos avergonzó en una primera mitad en la que la Peña Deportiva de Santa Eulalia fue superior de cabo a rabo. Bailó al conjunto de Pepe Mel, les dio un meneo de consideración a los blanquiazules y mereció irse al descanso 3-0. Por fortuna, los postes y dos intervenciones de Manolo Reina extraordinarias evitaron el desastre. Fran Sol acertó con la única ocasión costasoleña en el primer periodo y el empate se quedó en el marcador al finalizar el primer acto primero.

La segunda mitad ya fue otra cosa pero aún así los malaguistas no eran capaces de darle la vuelta al marcador. Se llegó a la prórroga e hicieron falta los penaltis, contra un Tercera División de los de antes, para que Lumor diese el pase a los malacitanos a la siguiente ronda.  

En definitiva, milagro ibicenco en un estadio con una afición ejemplar y un club señor poco habitual en este tipo de eliminatorias, esperemos que sea un punto de inflexión en lo que resta de la temporada para los blanquiazules. De la vergüenza se pasó al orgullo de un grupo que se negó a perder y la realidad más dura que nos deja claro que esto es lo que hay, sufrir para ganar a un Segunda RFEF del fútbol español, la triste realidad del Málaga de José María Muñoz y Manolo Gaspar.

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.