NO ME LO PUEDO CREER

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No me lo puedo creer. Fue mi primera reacción a todo lo ocurrido en el día de ayer, sin duda, uno de los más tristes, oscuros, siniestros y duros de la historia del Málaga CF. Nuestro equipo es una bomba con cuenta atrás que amenaza con llevarse por delante cualquier atisbo de malaguismo puro que pueda quedar en esta travesía en el desierto. Da igual si eres aficionado, jugador o el propio entrenador, el aura negra y maldita de esta época malaguista tiene un hambre insaciable y un solo final en su mente, que este club desaparezca. 

 

Ese aura es Al-Thani, un tipo que ha llevado al borde del abismo a la entidad que todos llevamos en nuestros corazones. El capítulo de ayer pone casi punto y final a la trayectoria blanquiazul de Víctor Sánchez del Amo. Vaya por delante que más allá del rendimiento del madrileño en el banquillo, cosa que hoy no toca analizar, Víctor es la víctima, punto. El Málaga, que ya nos tiene muy acostumbrados a no estar a la altura de casi nada que le rodea salvo su egoísta y destructor Consejo de Administración, volvió a fallar. Este error, cuyo único culpable es una vez más su presidente, es mortal y vuelve a tirar por los suelos la imagen del club, tal y como ocurrió en septiembre con Okazaki cuando todos pensamos que no podíamos tocar más el fondo.

No sé cómo aguantamos… No lo sé. Quizás podamos estar asistiendo a los últimos meses de nuestro equipo. Ya sea por la viabilidad económica o por unos puestos de descenso a Segunda B de los que el Málaga no consigue huir. Qué turbio todo, tanto como esta historia de Víctor justo después de su rajada del sábado. No creo en las casualidades y pienso que el malaguismo hace mucho que dejó de chuparse el dedo. Ya está bien de mentiras, ya está bien de oscurantismo. Si nos va a romper el alma, que al menos tenga la miserable valentía de mirarnos a la cara cuando nos ejecuten ante todo el mundo, como ayer. No sé qué pasará, solo que deseo cerrar los ojos y que estemos en 2022 y todo esto, que ahora parece infinito, quede atrás. Mucho ánimo malaguista, no nos queda otra.