José Manuel Velasco, periodista de Onda Cero, habla sobre la figura de Paco Cañete, a quien considera «su padre radiofónico
«Me levanto este domingo con la triste noticia del fallecimiento de Paco Cañete con quien mantuve una relación que pasó a ser superior a la amistad convirtiéndose casi en el padre que perdí pocos años antes de conocerle. Por lo vivido con él puedo decir que nunca había término medio, fiel hasta el final con los suyos y el peor enemigo al que enfrentarse. Cañete quiso ser torero, portero de fútbol, dejó los estudios de medicina, incluso llegó a decirme que valía para policía secreta, incluso le hubiera gustado ser pregonero de nuestra Semana Santa, pero lo que de verdad le apasionaba era el periodismo y su Málaga, y me atrevo a decir que por encima de los otros medios de comunicación donde trabajó, la radio era su vida.
Justo ahora se cumplen tres décadas desde aquel día de 1990 en el que cuando un nervioso e inexperto principiante, como era yo, comenzó a trabajar en la radio. Cañete vio algo en mí (o mejor dicho olió porque presumía de tener “bien desarrollada la membrana pituitaria”) entre un centenar de aspirantes a ocupar una plaza de redactor de deportes en Antena 3 radio. El día de mi presentación ante los micrófonos me definió como un ‘todo terreno radiofónico’, lo que me dejó perplejo porque sólo hacía un par de semanas que me conocía por las entrevistas y pruebas de selección. De golpe y porrazo pasé de ser oyente de Cañete a trabajar a sus órdenes y aprender día a día, eso sí, dentro de su estilo tan personal. No puedo olvidar cómo a los dos días de trabajo me dijo “mañana presentas tú”, pensé que estaba loco pero era su forma de hacer las cosas y de hacerme crecer profesionalmente.
Se agolpan los recuerdos vividos juntos… la enorme tristeza que le generó la desaparición del CD Málaga en 1992 pese a su lucha por evitar lo inevitable; los momentos de euforia por los ascensos del nuevo Málaga CF; su pasión por los toros; sus camisas al más puro estilo Cañete; aquellos instantes previos a presentar los programas; las discusiones que también existieron y que provocaron un distanciamiento entre nosotros que con el paso del tiempo se solventó.
Porque Paco tenía eso, lo mismo estaba enfadado contigo como te llamaba al minuto siguiente como si nada hubiera pasado y te quedabas desconcertado y pensabas “el Viejo Lobo es así, nadie le va a hacer cambiar”. Por todo esto y muchas vivencias más que fluyen en mi cabeza como la lava de un volcán, tengo el firme convencimiento de haber conocido a alguien que vivió la vida a su modo. Con su genio que le llevaba a no doblegarse ante nada ni ante nadie, y con sus momentos de remanso donde adoptaba la figura paternal porque Paco para lo bueno y para lo malo, era así y quien no lo entendiese jamás podría conocer su figura.
Me dicen que poco antes de morir, el ‘Viejo Lobo’ tuvo la suerte de escuchar el ‘Málaga la Bombonera’, el himno de su Málaga al que ahora seguirá desde ahí arriba junto a sus inseparables Juan Cortés, Sebastián Humberto Viberti, el inimitable Pepín Cabrales y tantos otros personajes que formaron parte de su vida como Paco lo es de la mía, al que siempre tendré que estar agradecido porque, 30 años después, espero no haberle defraudado y haberme convertido en ese “todo terreno radiofónico” que él vaticinó».