«El Málaga no se presentó en El Toralín»

Un desastre absoluto. Un equipo alejado de todo. La imagen del conjunto de José Alberto López fue lamentable desde el primer instante del envite hasta el final del encuentro. No mostraron los jugadores blanquiazules ni orgullo por la camiseta que representan, ni por el escudo del club que llevan en el pecho, ni por la gran ciudad que sigue sus encuentros jornada a jornada.

El “mister” cuyo planteamiento inicial fue desbordado táctica y técnicamente por Bolo, su homólogo en el banquillo de la Ponferradina, tampoco fue capaz de cambiar el signo del partido con los cambios que realizó durante el mismo. Si es fiel a su explicación en la sala de prensa malaguista días atrás, por el cambio en la portería sin motivo aparente alguno, es de suponer que ninguno de los que jugaron ayer lo harán la próxima jornada. Es ironía claro.

Lo malo del partido en tierras leonesas es que no se libró nadie. Dani Martín pudo y debió hacer más en el primer gol encajado, donde por cierto se quedó enganchando el internacional lateral derecho Víctor Gómez, que ha descendido a los infiernos de la suplencia al canterano Ismael Casas. El “mariscal” de la defensa y líder del grupo, Alberto Escassi, ni pudo, ni supo poner orden en una defensa y un centro del campo desarbolado una y otra vez por el “abuelo” de la competición, Yuri.

Él solito trajo en jaque a unos y a otros cada vez que tiraba un desmarque o enfilaba la portería malacitana. Entre tanto, salvo algún destello de Kevin, el Málaga CF mostró encefalograma plano en ataque y ninguna opción de juego en el centro del campo, la zona donde se ganan los duelos futbolísticos.

Ninguno de los habituales estuvo a su altura y Naranjo hizo lo que le dio la gana cada vez que buscó la suerte del gol. Se comió a Jozabed en el segundo tanto leonés y no le hizo falta mucho para que Dani Martín colaborase en el primero. Al conjunto de la capital de la Costa del Sol se le vieron todas las costuras, Pey y Cufré estuvieron desconocidos y Juande cometió el penalti más tonto de la historia malaguista.

Dicho lo cual yo soy de los que prefiero perder un encuentro 4-0, que cuatro por 1-0.  A ver si sirve para que los futbolistas malacitanos y su entrenador se aprendan para siempre que son un conjunto vulgar y del montón, si no entran en los partidos concentrados desde el segundo uno al último del descuento. Lo peor de todo es que la ilusión que había levantado esta plantilla y su entrenador se ha desvanecido en apenas 90 minutos de fútbol y los sucesivos despistes serios frente al Ibiza o el Mirandés.

Aviso a navegantes para que luego no digan que no lo avise, y quien avisa no es traidor. Cada temporada que pase el equipo intervenido judicialmente y sin un propietario decente que vele por sus intereses será más difícil regresar a la Liga Santander, donde una ciudad como Málaga y su provincia se merecen estar.

Dicho de otro modo, los propietarios legítimos de la sociedad propietaria de la mayoría accionarial del club, NAS Spain, que a la vista de la deuda del Sheikh con la misma, treinta millones de euros, debería ser Jamal Satli Iglesias. O el grupo inversor capaz de convencer a ambos para que le vendan su propiedad, que nada es descartable en este momento. Esta opción solo depende del administrador judicial, José María Muñoz, al ser administrador de NAS Spain, con la anuencia de Jamal y la autorización de la jueza.

El primero, porque no se negó a ello pensando que facilitaría las medidas a adoptar en la mencionada empresa y la jueza, porque así se quitaba un problema de en medio como parece que hace de un tiempo a esta parte. Le deja todos los marrones a Muñoz, que por su parte hace y deshace a su antojo mientras se mantiene en el cargo, muy bien remunerado por cierto, y recibe protestas judiciales de Blue Bay. 

Puestas así las cosas a nuestro Málaga CF se le está poniendo cada vez más cara de Real Zaragoza, un histórico que lleva ya ocho temporadas seguidas en la Segunda División.

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.