Quien ha tomado la decisión de incluir a Marcelino Torrontegui en el ERE del Málaga no tiene ni puñetera idea de lo que es un vestuario deportivo. Con permiso de todos los profesionales que hay dentro del mismo, donde incluso alguno también ha trabajado con selecciones españolas, si hay alguien imprescindible allí es Torron.
Y esto que digo no es por amistad, que también podría ser, pero no. Es por todo lo que significa el asturiano a nivel profesional y humano. Como masajista, cualquier jugador que haya pasado por sus manos en los últimos 21 años hablará bien de él. Seguro. Pero es que no es sólo eso. Podría haberse conformado con ser el mejor de España. Pero se convirtió en podólogo. Y en fisio. Y no contento con ello, siguió formándose y acaba de aprobar con nota su doctorado.
En el trato con los compañeros, con los jugadores, con todos los entrenadores, con todos sin excepción, tampoco hay nadie que pueda hablar mal de él. Es de esas personas que inunda de alegría una habitación en cuanto entra. En los malos momentos, y creedme que los ha habido muchos en ese equipo durante mucho tiempo, él siempre ha sido capaz de levantar el ánimo, de generar sonrisas. No es fácil hacer eso, ni mucho menos.
La excusa de su alto salario
Sé que el argumento del club para despedirlo es el salario. Pero eso tampoco es cierto. Cuando llegó en el verano de 1999 venía con unas condiciones inmejorables. Por eso se atrevió a dejar el ciclismo -aunque no la selección- y probar con el fútbol. Sin embargo, con el paso de los años, ha ido adaptándose, renunciando a jugosas primas, reduciendo su salario para adecuarlo a la nueva realidad. E incluso ahora, con el ERE, también se ofreció a una nueva rebaja. No le dejaron opción. Ni quisieron escucharle porque alguien ya había aconsejado su inclusión en el ERE. Y el administrador judicial se fio de esa palabra. Craso error.
Por si fuera poco, si el nombre del Málaga ha sonado para bien en las dos últimas décadas, si ha estado en boca de grandes deportistas, ha sido, en parte, por Torron. No ha habido deportista de élite, especialmente ciclistas, claro, que no se haya pasado por un hotel de concentración para saludarle y, de paso, llevarse algún recuerdo malaguista. Esto también vende. Esto también es marketing. Esto también genera riqueza.
«Por tu dedicación, entrega y amor incondicional a estos colores, el Málaga CF siempre será tu casa, Marcelino». Así le han despedido este 23 de julio del club. Me parece incluso poco para lo que ha sido y es Torrontegui.
«No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes». Esto lo digo yo. Por suerte… bueno, por suerte no, por su dedicación, profesionalismo y saber estar, serán otros los que sí valorarán a Torrontegui como se merece. Que te vaya muy bien. Nos vemos en Guadalmar.