En proceso de construcción. Es la frase más utilizada por todo aquel que define al actual Málaga. Todavía es pronto para exigir a un vestuario que sigue conociéndose y creciendo en cada partido. A nivel individual también faltan varias jornadas para llegar al auge físico y mental, aunque es cierto que algunos de ellos están más cerca que otros de llegar al máximo nivel.
Yanis Rahmani está siendo, sin duda, de los más destacado del conjunto blanquiazul en este primer tramo. Debutó con incertidumbre y lejos de su rendimiento. Además, se achacaba su individualismo en muchas de las jugadas en las que era protagonista. Con trabajo y, sobre todo, con las ganas de sumar y explotar, las sensaciones del franco-argelino son totalmente distintas a las del inicio.
Contra el Sporting de Gijón volvió a ser de los mejores valorados del equipo malacitano. Fue, por ejemplo, protagonista en el único gol con una conducción frenética desde su propio campo hasta que se la entregó al asistente de la diana. Pero no se quedó su partido ahí. En ataque se nota que ha ganado en confianza: la busca, la quiere e, incluso, se atreve a tirar caños que se convierten en acciones de peligro.
En defensa también crece en cada jornada. Protegiendo al máximo a Calero, que no jugó a pierna natural, se sacrificó como el que más cuando el Sporting atacaba. De hecho, tuvo que ser sustituido por el visible cansancio que tenía. A falta de quince para el final, se marchó al banquillo, también para que recupere cuanto antes energías de cara al próximo duelo de liga que será en tres días, de nuevo en La Rosaleda.
