En el reino de los ciegos, el tuerto es el rey. Lago Junior y Arvin Appiah debutaron con infortunio en Ipurúa. Son los dos nuevos recursos ofensivos que tiene este Málaga. Un par de gotas en el océano no suelen cambiar mucho el nivel del agua, pero es cierto que son dos soluciones que en tiempo de sequía pueden llegar a ser importantes.
Al menos, son dos herramientas que podría hacer virar el rumbo de la pizarra de Pepe Mel. Ante el Eibar fueron suplentes. De nuevo el armazón ofensivo obligaba a los blanquiazules a jugar por dentro. No existía ni el desborde, ni el uno contra uno en las bandas, ni tampoco la velocidad en esa parte del terreno de juego.
El costamarfileño tuvo dos ocasiones, pero fue más bien un efecto gaseosa que se iba diluyendo. Appiah tuvo menos tiempo, en torno a diez minutos. Pasó exactamente igual; activó al Málaga en ataque, sin embargo, en este caso ni le dio tiempo a desinflarse aunque la posible imagen de díscolo y pasota vendida en Tenerife, no la mostró. Se ofreció, quiso ser importante en el uno contra uno y dejó algún brote verde.
Los dos fichajes forman parte a día de hoy de un Plan B que ya ha tenido su primera puesta en escena. La sensación es que son piernas frescas que pueden dar otro tono ofensivo a un Málaga, viciado y que acaba muriendo por el centro. Un embudo. Veremos si continúa siendo el plan secundario para Mel o el rendimiento de uno, o de los dos en el mejor de los casos, permite ver novedades en las alineaciones titulares.
