Se suele decir que el entrenador se sustenta en tres principios: el entrenamiento técnico-táctico diario, la gestión de grupo y la toma de decisiones durante los encuentros. Tres pilares básicos que se deben traducir en los resultados. El último elemento de la ecuación y que resuelve el particular puzle del fútbol. Ganar o no ganar. Dentro de esa faceta psicológica, Sergio Pellicer ha dado muestras de ofrecer un máster de gestión emocional. El doble ‘coach’.
La última prueba y más reciente se produjo en la antesala del encuentro ante el Cartagena. El míster se apoyó en el vídeo de Marina. La aficionada que rompió a llorar en la victoria ante el Villarreal B y que posteriormente habló para el Málaga CF. «Durante la semana, que manejamos el tema del vídeo con las charlas, tuvimos el vídeo de Marina. Era lo emocional en la previa porque hoy (por el partido) lo íbamos a vivir en la Avenida«, aseguró en sala de prensa.
No ha sido el único mensaje con carga emocional a lo largo de su llegada. Fueron muchos. Para muestra un botón y en el primer momento pidió el indulto a la Grada de Animación en la ‘huelga’ de gargantas prevista antes de su reestreno en La Rosaleda. El ‘desafío’ ante la adversidad, la teoría de los bloques o hablar de los locos inconformistas frente a cuerdos conformistas. Eso, sin olvidar lo de luchar contra toda lógica por los datos del Big Data.
Además, le lanzó el guante a futbolistas como Gallar, Loren y compañía. O fue inflexible con N’Diaye o Lumor. En años anteriores también ‘cambió’ el chip de determinados integrantes de la plantilla con importantes charlas individuales.
Pellicer también habló sin complejos de hacer historia en una temporada en la que ahora les toca ser valientes y superar el grave problema deportivo del pasado. De momento, los números le permiten seguir soñando. A seis del Racing y dieciocho en juego.
El de Nules ya ha roto un maleficio, pero le toca seguir sumando victorias. No hay más. En el terreno de juego se deben certificar los triunfos y también de puertas para dentro el ‘profe’ Sergio Pellicer ya prepara otra lección de su particular máster de gestión emocional.