Duro varapalo el que se llevó el malaguismo en su visita a Granada. Más allá del golpe anímico sufrido a los seguidores allí desplazados, la losa de puntos vuelve a condenar al equipo blanquiazul y Pellicer no da con la tecla. Ocho puntos de desventaja a falta de trece jornadas por disputarse. La gélida estampa se pudo comprobar en una poblada grada del estadio nazarí. Más de un millar de malaguistas se quedaron helados.
No solo por el frío, sino por la forma en la que llegó la derrota del Málaga CF. De nuevo un error individual. Un fallo grosero. Un tiro al pie y es que se traduce en el enésimo golpe a la ilusión, justo en el peor momento, pero que no merma las fuerzas de una afición que preparará un infierno al Racing de Santander este próximo domingo.
Los números de Pellicer tampoco inducen al optimismo. 4 de 15. Una victoria en cinco partidos. La realidad es que es el equipo tiene una hoja de ruta. Un plan, una mejora competitiva pero no le llega para sumar de tres. La pizarra se ha cambiado, varias veces, pero no se consiguen los triunfos. El escenario no era idílico. El mejor local del campeonato. Pese a ello, el Málaga se blindó y trató de resistir. Sin éxito. Mazazo al vestuario. Luego sucedió el mismo guion de siempre. Un disparo en el pie y gol en contra. No es la primera vez. Ni será la última. Desolación, lágrimas y rabia. El declive y el mazazo a la ilusión. El mazazo a tratar de salir de la zona baja y otra vez una pizarra que se resquebraja.
Suficiente está haciendo, para la plantilla tan desequilibrada que tiene. A mimarlos y convocarlos a ganar el próximo partido.