Que el Málaga no gana en casa lo sabe ya todo el mundo. Cuatro entrenadores después, la crisis local sigue viva. Caer en el templo fue la cruz de José Alberto López (1-2 Amorebieta y 0-5 Ibiza), tampoco lo consiguió Natxo González, cuyos resultados fueron malos tanto en casa como fuera; se fue sin conseguirlo Pablo Guede, que lo tuvo cerca en su debut, y ahora le toca saltar el muro a Pepe Mel. El Málaga CF ha hecho terapia esta semana con la charla y gestionar las emociones como parte importante del entreno. Preparar el equipo para jugar contra el Andorra es clave para salir de la crisis.
Muchas conversaciones entre el entrenador y los jugadores. También con la figura del psicólogo, un apartado que ya desde el curso pasado es importante en Martiricos. El Málaga ha invertido mucho en ese aspecto durante la última temporada. En La Rosaleda saben que este año tienen un equipo veterano, pero eso no quita que la presión esté ahí. El mensaje de ascenso del verano es una losa que cada partido que no se gana pesa más. Esta última frase se ha repetido en los pasillos del estadio en estos días de poca fortuna.
Alfred N’Diaye se pronunciaba esta semana sobre el tema de la presión y lo mental que afecta al equipo. “No creo que sea un problema mental. Veo a la gente con ganas de hacer las cosas bien. Todo el mundo conoce la situación y queremos cambiar las cosas. A veces el fútbol no es tan fácil. Al final necesitamos ganar para coger más confianza y sobre todo subir en la clasificación”. Mientras, el Málaga CF ha hecho terapia para ganar en casa. Una clave para abandonar la crisis en una semana en la que los blanquiazules van a tener 9 puntos en juego.
