«Pase lo que pase, el malaguismo ya ha ganado»

Minuto 89’ de partido en el Nou Estadi de Tarragona, Alan Godoy pierde el esférico en una contra del Nástic de Tarragona. Einar Galilea roba el balón y busca con la mirada a Genaro que sin solución de continuidad abre a la banda donde Kevin Medina ya se desmarca, regatea a su par y pone el balón al punto de penalti para que, como no, Roberto, una vez más esta temporada remate el balón al fondo de las mallas catalanas.

¡Gooool!, del Málaga CF, 0-1 y los blanquiazules saltan la banca.

El Diosito del fútbol, Juanje Fernández dixit, nos echa una mano y su narración del gol me recuerda a otros compañeros y a mí mismo en partidos similares en los últimos treinta años del club malacitano. Tras seis minutos de descuento y dos paradas magistrales de Alfonso Herrero el colegiado señala el final del partido y llega el éxtasis. Sergio Pellicer y los jugadores de su banquillo saltan al césped exultantes a abrazar a sus compañeros y la grada malaguista en Tarragona y en el auditorio del Cortijo de Torres explota en una muestra de alegría incontenible.

El Málaga CF asciende a Segunda y regresa al fútbol profesional mientras las lágrimas de miles de malaguistas emocionados descienden sobre sus mejillas. Como comenta Rafa Alcaraz, a partir de ese momento el malaguismo, exultante ayer para despedir a sus futbolistas en el Aeropuerto Pablo Ruiz Picasso, marca esta noche como la más corta pese a que la de San Juan está a la vuelta de la esquina. ¡Ojalá!, que todo lo que aquí he narrado se cumpla pero a poder ser con menos sufrimiento para la sufrida y ejemplar afición blanquiazul.

“Hoy puede ser un gran día”, como canta Joan Manel Serrat en su canción, y Pellicer y sus jugadores lo saben. Los malaguistas lo saben, los dirigentes del club lo saben, los dirigentes institucionales malagueños lo saben, el fútbol profesional y quienes mandan en el lo saben, y el mundo del fútbol español también lo sabe. La tercera ciudad española en crecimiento y la primera en empatía no puede, no debe de estar fuera del fútbol profesional ni un minuto más.

El malaguismo militante ya ha ganado, sus muestras de apoyo y empuje al club han quedado más que demostradas en una temporada difícil y compleja. Que puedo decir, no he dormido bien estas dos noches previas al partido y vivo con los nervios propios de un chaval la emoción del encuentro de esta noche. Ya he vivido muchas como las de hoy con nuestro Málaga CF en cualquiera de sus nomenclaturas pero no me acostumbro.

¿Quién puede acostumbrarse a esta taquicardia futbolística?. La vida es un sueño, soñemos pues.

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.