Que la vida es sueño, y los sueños, sueños son. Mas un día abres los ojos y la realidad te golpea de frente. Qué bonito es soñar como Calderón de la Barca y qué duro es despertar. Y para este Málaga de los milagros, la ilusión de los ‘playoffs’ se ha desvanecido. Perder ante el Fuenlabrada, que encarrila su permanencia, significa decir adiós al ascenso. Nada que reprochar, en todo caso. Los de Oltra, simplemente, fueron mejores, con un Nteka espectacular. Se ganaron el derecho a vivir tranquilos lo que queda de Liga.
Todo se le puso en contra a los blanquiazules desde que a Caye Quintana le dio por pasear la mano cuando defendía un saque de esquina. Ni protestó a sabiendas del grave error cometido. Nteka aprovechó el regalo del penalti para anotar el 0-1. Ahí, a los 10 minutos, se acabó la resistencia malaguista. La caraja fue de órdago, superado física y tácticamente por un Fuenla que si no sentenció el triunfo fue por Dani Barrio. Menuda exhibición del meta. Después de que Mula enviara al segundo anfiteatro un remate desde el área pequeña, el mismo ex blanquiazul gozó de un mano a mano que ganó el portero. Aún más gigante se hizo Barrio cuando, instantes después, Nteka, otra vez él, tirando de una descomunal potencia, habilitó a Borja Garcés. «En mi casa, no», pareció decirle al punta para intimidarle.
Los locales, desconocidos, apenas tenían para sacudirse la presión. Escassi y Ramón no podían con la dupla Pathe Ciss-Cristóbal y perdían todos los duelos. Arriba eran inoperantes. Y abajo siguieron achicando aguas cuando Ibán Salvador volvió a gozar de una clara oportunidad. Tiró mal y permitió a Ramón despejar. Increíble que los madrileños se marcharan a vestuarios con sólo un gol a su favor.
Agitó el árbol Sergio Pellicer tras el descanso con Jairo y Cristo y un cambio de dibujo. Cerró espacios, pero ni se acercaron a Belman. Y cuando Mula y Nteka conectaban, los cimientos malaguistas temblaban. Pero ya Dani Barrio no tuvo que realizar intervenciones de mérito. Y con la frágil ventaja y el paso de los minutos, los de Oltra recularon para proteger su tesoro. Y lo consiguieron. Y con ello casi rozan la permanencia.
