La derrota del Málaga en Gijón dejó mucho que analizar. El primer acto del choque condenó al cuadro de Sergio Pellicer. Aunque lo intentó en la segunda mitad, reaccionó demasiado tarde con el gol de Keidi sobre la bocina. Un choque en el que la defensa blanquiazul no estuvo acertada. La realidad es que no fue el día de Juankar. Al igual que se le ha dado los méritos desde la vuelta a la competición tras el confinamiento, en las malas también.
El Sporting manejó a la perfección el partido y conquistó el carril derecho con Unai Medina, quien de hecho abrió la lata en los primeros compases. El lateral madrileño tuvo demasiado trabajo. Los asturianos no le dejaron en ningún momento hacer su fútbol. Proyección ofensiva, desmarque hacia línea de fondo, combinación con su extremo… Hicham fue de lo más destacado en la parcela ofensiva, pero hubo lances en los que se le echó de menos atrás.
LA IMAGEN DEL 2-0
Los rojiblancos mataron al Málaga en cuestión de media hora. Y la acción de la segunda diana local fue un fallo en la defensa malacitana. El intento de tirar el fuera de juego se quedó en la orilla. Álvaro Vázquez se quedó solo frente a un Munir que apenas pudo hacer nada en ambos goles sportinguistas. De hecho, el ‘9’ catalán remató a los de Pellicer y puso el 3-0 en el marcador, pero el colegiado lo anuló por posición antirreglamentaria.
Con cuatro tarjetas amarillas en el bolsillo y la amenaza de la sanción en el aire, ‘Tete’ Morente arrancó desde el banquillo. Quizás ese fue uno de los factores que marcaron la diferencia. Ambos se complementan en el costado izquierdo y así lo han demostrado en los mejores minutos boquerones frente a Girona o, en menor trascendencia, Deportivo. En las botas de Juankar puede estar la diferencia entre sobrevivir o morir.
