En ocasiones, el fútbol es injusto. Pero la mayoría de veces tiene una justicia poética que corona a quien lucha, a quien no se da por vencido. Ese es Juande. Juan de Dios Rivas, el Pichichi del Málaga con cuatro goles. Fue el villano del encuentro ante el Leganés con un autogol y un penalti evitable. Y eso que marcó un gol, pero de nada sirvió. Cumplida venganza se ha tomado ante el Lugo con su doblete.
Parecía todo perdido. Un 0-2 en la primera parte y Caye Quintana, respondiendo a una provocación de Carrillo, le propinó un cabezazo al delantero del Lugo que lo hizo de lujo para los suyos. Quedaba media hora, pero el Málaga no se rindió. Funcionaron los cambios, que activaron al equipo y encerraron a los gallegos. Pero, especialmente, funcionó Juande.
El central marcó el primero tras una gran accion individual de Joaquín por la izquierda. El extremo malagueño ganó la línea de fondo y dio un pase atrás. Juande, colocado como el mejor delantero centro, remató con la certeza del que tiene fe. Y no contento con ello, peinó el balón en un remate imposible de entrar. Pero entró ante la sorpresa de todos, los propios y los extraños.
Besándose el escudo, Juande creyó incluso en que era posible ganar. No dio tiempo, pero se lleva una noche de gloria. Lástima que no lo pudiera celebrar con la grada. Entonces el 3-2, con hat trick de Juande, habría sido más que posible.